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Pablo defiende su fe en Cristo

Pablo defiende su fe en Cristo

Cinco veces Pablo ha sido absuelto por autoridades romanas; ahora está ante Agripa, el último rey judío. En este tercer y último discurso narra su conversión y vocación y demuestra su fe en Cristo muerto y resucitado.

Su testimonio es que Jesús, que resucitó de entre los muertos, le salió al encuentro, lo llamó por su nombre hebreo y poniéndolo en pie, lo nombró servidor y testigo de que lo había visto y de lo que le haría ver.

Y Pablo dice al rey Agripa: “en obediencia fiel a la visión, prediqué el arrepentimiento y la conversión a Dios tanto en Damasco como en Jerusalén y en toda Judea, yendo luego a los paganos. El núcleo de la argumentación de Pablo es su credo, que es el cristiano: Jesús debía sufrir y había de resucitar; había de ser luz para las naciones.

Dirigiéndose a Agripa, quien en su condición de judío debe estar perfectamente enterado de lo que está diciendo, Pablo prueba que los judíos luchaban contra su propia esperanza en la promesa que cono-cían desde Moisés y luego con los profetas.

Invirtiendo los papeles, Pablo interroga a Agripa, quien se muestra de acuerdo y fascinado por el discurso de Pablo. Festo da la impresión de no entender nada y se siente que está frente a un loco, pero Pablo responde a la manera griega: “Lo que a ti te parece locura, es pura sensatez”.

Agripa declara la inocencia de Pablo, siendo el sexto reconocimiento que admite la injusticia de la prisión y la amenaza de muerte y se lamenta diciendo: “podía ser puesto en libertad este hombre, si no hubiera apelado al César”; pero es la voluntad de Jesús que Pablo vaya hasta Roma.

La esperanza del cristiano

Pablo se presenta como el modelo del cristiano perfecto, que no debe estar preso por-que lo que predica es la esperanza de Israel y de todos os pueblos. Él toca el problema que causaba incomodidad: la Resurrección. De ahí que nuestro modo de vivir y nuestras acciones tendrán máxima importancia, si consideramos la vida no se reduce a lo que vemos; porque la resurrección genera una nueva responsabilidad de parte de cada uno y cada acto tiene su peso y precio para alcanzar nuestra propia vida eterna.