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Pablo fiel hasta el final

Pablo fiel hasta el final

Aunque Pablo permaneció dos años en arresto domiciliario en Roma, nunca dejó de dar testimonio sobre el Reino de Dios y Jesús. Sigue el esquema metodológico de la misión: por medio de las Escrituras (la ley y los profetas), se dirige primero los judíos y después a los paganos.

Como en todos los lugares, unos creyeron y otros no. El pueblo no escucha, pues prefiere quedarse en su comodidad: es una doctrina desconocida, que no todos logran comprender y por desconfianza abandonan sus más profundos anhelos.

Pablo ofreció la gran oportunidad a los judíos: sus principales esperanzas se habían cumplido en Jesús, pero lo rechazaron. Lamentó que muchos del pueblo judío no habían “oído”, pero el mensaje seguiría su curso y ahora llegaría a los gentiles.

Pablo vive en una casa alquilada, allí recibe a todo él que lo busca, lo que re- presenta la acogida de todas las comunidades; el germen de la humanidad reconciliada y fraterna. Predicaba con valor y sin impedimentos, porque el Evangelio no puede ser acallado por las cadenas ni las persecuciones.

Pareciera que el libro de Hechos de los Apóstoles quedara inconcluso, pero no es así; se trata de una obra abierta, no tiene fin, nosotros le damos continuidad en la historia de cada uno de nosotros. Lucas no menciona el martirio de Pablo, porque el punto central que quiere destacar es el Evangelio y la vida nueva que prosigue.

Fue gracias al Imperio Romano como el cristianismo llegó a otras tierras y continúa llegando; sigue en expansión por me- dio de Roma y de nosotros, ¡a través de ti y de mí! Debemos, pues, preguntarnos ¿qué me impide vivir y predicar el Evangelio?

Los últimos días de Pablo

La muerte no tomó a Pablo por sorpresa. En la carta a Timoteo, una de sus últimas epístolas, Pablo se despide de su discípulo porque sabía que ya le había llegado su hora. Ya había cumplido su misión y estaba listo para reunirse con el Señor, lo cual él deseaba sobre todas las cosas (2 Tim 4,5-8).

No se sabe a ciencia cierta lo que pasó con Pablo en sus últimos días, pero lo que sí sabemos es que él, dedicado a la evangelización, vivió para el Señor.