La Basílica menor de Atalaya es el lugar en donde durante años, se ha buscado el consuelo del Señor, y se ha percibido la presencia de un Cristo vivo que actúa en medio y a favor de su pueblo. Por lo tanto, no es solo llegar y venerar una imagen, sino sentir que somos atraídos por la presencia del Señor que sigue derramando su gracia sobre aquellos que le buscan con un corazón humilde y sincero.
La preparación de la fiesta
Luego de la fiesta de la Epifanía del Señor, se inician los trabajos de preparación de la romería a Jesús Nazareno. Empiezan con el mantenimiento del templo; la organización de la estructura de la iglesia, pintura, revisado de sonido interno, retoques y más.
Unido a este trabajo de mantenimiento se hace la convocatoria de todas las personas que libremente se quieren incorporar en la organización de las fiestas y la acogida de los peregrinos dentro de la Romería. Son ellos quienes tienen la responsabilidad, siempre liderados por el sacerdote encargado.
Una de las comisiones más importante es la de formación, pues son ellos quienes explican el por qué de la fiesta, forman en cuanto al trato que debe darse los peregrinos, cómo acoger y orientar, así como la vigilancia de la imagen.
La comisión de logística se encarga de lo referente a los refrescos, agua, las carpas, sonidos, atención de las autoridades municipales, policía, tránsito y salud. También la rueda de prensa con los medios de comunicación.
Una de los equipos de trabajo es dirigido por las religiosas Dominicas de la Presentación y representantes del Seminario San Liborio; hablamos de la comisión de alimentación y liturgia. Se encargan de brindar los alimentos diariamente a los miembros de los estamentos de seguridad; un total de 600 personas diariamente.