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Presentación de Jesús en el Templo

Presentación de Jesús en el Templo

La Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de El Empalme, celebró la Presentación del Señor; fiesta que se conmemora 40 días después de la Navidad.

La Santa Eucaristía fue presidida por el padre Bartolomeu Blaj, quien convocó a la comunidad a vivir ese episodio de la vida de Jesús, de la sagrada familia, cuando  María y José llevaron al niño al templo de Jerusalén “para presentarlo”.

Esta fiesta es popularmente conocida como La Candelaria, dado que Jesús representa esa luz para nuestra vida cristiana, y Candelaria porque se viene en procesión con velas encendidas, como símbolo de la luz de Cristo que ilumina nuestro camino, para saber discernir el bien y el mal, lo que es grato para nuestro Padre Dios y lo que nos aleja de  Él.

Origen de la fiesta

Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo.

En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días después de que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y dos días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.

José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.

Cumplieron con la ley

Conocido el origen e historia de esta celebración cristiana, se nos muestra cómo José y María cumplen con la ley, porque sienten ese amor a Dios, su Señor.   Como cristianos estamos llamados a la fe, como gesto de gratitud a quien entregó todo su ser y su vida como muestra de amor por cada uno de nosotros, para que seamos salvos y tengamos vida eterna.

Acudiendo a la Santa Misa renovamos ese amor a nuestro padre celestial.  Vivir una vida de oración, acudir a la confesión como dirección espiritual y vivir estas fiestas, son manifestaciones de amor a quien se dio en plenitud para darnos vida, y vida en abundancia.

Está escrito en Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.