Es un programa de esperanza que ayuda a mujeres privadas de libertad del Centro Femenino Cecilia Orillac de Chiari . Hace un año en el mes de julio llegamos con nuestro programa para brindar a las privadas de libertad un espacio de recuperación y motivación.
El grupo que participa actualmente, se formó por siete semanas para la primera fase que es llegar a la persona humana por medio de diferentes talleres; una vez terminadas estas siete semanas pasan a la segunda fase que es motivación y crecimiento personal, y otras al grupo de personas drogodependientes para participar de nuestra metodología de recuperación.
Iniciamos a las nueve de la mañana con nuestro primer grupo que son las damas que han tomado la decisión de participar en el grupo de recuperación de las adicciones. Son siete etapas sencillas con propósitos semanales que están ayudando a muchas mujeres a vivir limpias de las drogas, por la gracia de Dios.
El segundo grupo se reúne de once de las mañana hasta la una de la tarde para participar de talleres divertidos, compartir en cine-debates donde se presentan películas fuertes, de cambios y de la vida real que llevan un mensaje profundo.
Son muchos los testimonios de nacionales y extranjeras, su vivencia, su participación cada jueves, oración, espiritualidad; son espacios que las hacen crecer.
Uno de ellos es el de una joven que pasó años en el Centro e inicia su participación en el proyecto Toma mi Mano. Gracias a ello ha disminuido su consumo a sustancias y empieza su proceso de sanación interior.
Al recuperar su libertad comenzó a participar de las actividades de nuestro Centro y es referida a la Fundación Jesús Luz de Oportunidades donde a pesar de su historial policivo, le ofrecen un trabajo que actualmente ejerce en un hotel de la localidad.
Otro que llama la atención es el de una mujer que mantiene años pagando su condena por algún delito cometido. Su consumo a las drogas era fuerte, pero inicia su participación en nuestro programa. Actualmente permanece limpia, por la gracia de Dios, su pelea contras las drogas es diaria, muchas actividades, oración le ayudan a permanecer fuerte, ella como otras damas están muy agradecidas al Centro San Juan Pablo II.
Gracias a las personas que aportan para que estos programas sigan llegando a estas mujeres privadas de libertad, muchas otras se mantienen fieles para poder llevar artículos de aseo, y materiales para los talleres.