El rostro indígena de Panamá fue representado durante la JMJ, una imagen que dio la vuelta al mundo, sobre todo porque mostró a un país que le dio sentido a una experiencia de fe, en unidad con la cultura.
Quienes pudieron vivir el Encuentro Mundial de la Juventud Indígena (EMJI), celebrado durante los días en las diócesis en la comunidad de Soloy, en la Comarca Ngä-be Buglé, saben que fue el hito que marcó un camino donde la juventud indígena fue vista por el Papa Francisco.
Esta mirada también revoloteó en el corazón de miles de panameños orgullosos de su fe y su cultura, así como Emilda Santo Montezuma, de la Comarca Ngäbe Buglé, quien con la sencillez que le caracteriza, compartió con el Santo Padre el resultado de este encuentro que fue bendecido desde el inició, invitándolos a vivir en armonía con la Casa Común y a comprometerse en la construcción del otro mundo posible.
Ella fue parte de uno de los 10 jóvenes de los cinco continentes que tuvieron el honor de almorzar con el Santo Padre. En este encuentro Emilda le obsequió un sombrero tradicional ngäbe con diseño y plumaje, el se lo puso para las fotos del grupo.
En la conversación, el Papa señaló que los demás jóvenes pueden aprender de los pueblos indígenas sobre el significado de tener raíces en una sociedad que vive sin fundamento.
Además lo destacó al regresar a Roma, en su primera audiencia… “Los jóvenes cristianos, provenientes de tantos países, tantas culturas diversas, también de pueblos nativos y afroamericanos, pusieron de manifiesto la belleza del rostro multiforme de la Iglesia, y con su deseo de encontrarse, dieron al mundo un verdadero testimonio de paz”.
Signos
En la aldea indígena ubicada en el Parque de la Juventud, Parque Omar, se realizaron intercambios culturales entre la delegación de Alemania y la comunidad Guna de Kuna Nega; compartieron la fe, el caminar pastoral indígena, los problemas y retos que viven, y expresiones culturales como cantos y danzas.
Por otro lado, la embajada de Francia en colaboración con la Conferencia Episcopal Francesa organizó un conversatorio sobre “la Iglesia y los pueblos originarios”, donde compartieron con diversos panelistas.
Y es que esta maravillosa experiencia de fe no deja de ser un signo esperanzador de que en la JMJ hayan sido reunidos jóvenes de los pueblos indígenas. “Pienso en ustedes empezando a caminar primero en esta jornada; los jóvenes indígenas fueron los primeros en América y los primeros en caminar en este encuentro, dijo Francisco.
Agregó, “la genialidad de estas tierras está marcada por la riqueza de sus pueblos originarios: bribri, buglé, emberá, kuna, naso-teribe, ngäbé y wounaan, que tanto tienen que decir y recordar desde su cultura y visión del mundo,; a ellos mi saludo y reconocimiento”.