Hoy contamos con avances tecnológicos sin precedentes en el marco de los que podríamos denominar la Revolución Digital. Muchos de nuestros hijos se han convertido, o podrían convertirse, en secreenagers.
Es decir, niños y adolescentes, que pasan muchas horas enganchados a las pantallas. Si en inglés screen significa pantalla y teenagers significa niños/adolescentes entre, aproximadamente, 10 y 20 años: los secreenagers son aquellos jóvenes que pasan muchas horas ante las pantallas: sean de televisión, del monitor de videojuegos, de Internet, de móvil o de música con auriculares.
Es necesario pensar estos temas si no queremos ver convertidos a nuestros hijos en verdaderos analfabetos en el mundo de los lenguajes, símbolos y habilidades que suponen el manejo de las nuevas tecnologías.
Se trata de saber cómo orientarlos, educarlos, conectar con ellos: saber qué les pasa. Y si no nos formamos, si no profundizamos en estos mundos lo suficiente como para llegar a ellos, se producirá lo que ya se denomina, en algunos estudios, como ciberfractura generacional.
Es decir: el crecimiento de un abismo generacional que supone que nuestros hijos no nos entienden porque no hablamos su idioma. Un abismo que señala que no sabemos por dónde van, qué les interesa ni qué les pasa por la cabeza. Los padres hoy debemos tener en cuenta que nos arriesgamos a no saber educar a nuestros hijos si no sabemos tratarles ni entendemos qué hacen.
No se trata de demonizar las nuevas tecnologías que hacen avanzar la economía, el saber, la ciencia, la transmisión de información… Sin embargo, para ellos hoy es sólo un juego que denominaremos ocio digital.