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El pesimismo no viene de Dios

El pesimismo no viene de Dios

Bernardina de Moreno

En el mundo ha existido, existe y existirá acontecimientos y situaciones que perturben la paz del ser humano. Pero, el problema comienza cuando le damos más importancia de lo que merece y además que no está en nuestras manos resolver. Últimamente hemos vivido muchas cosas que han traído a nuestro diario vivir mucho pesar y estrés, causando que olvidemos que somos hijos de un Dios, de amor y compasión.  No podemos permitir de ninguna manera, que los problemas nos impidan disfrutar de la paz que Dios nos regala día a día. Es cierto que como humanos somos débiles, pero si confiamos y ponemos toda nuestra esperanza en Dios nos será más fácil sobrellevar lo que pretende tanta noticia fatal hacernos vivir. 

La verdad es que a raíz de la llegada de ese virus (Covid-19), el mundo como efecto dominó, está contagiado de un gran pesimismo que se ha ido diseminando por todas partes, hasta las personas de mucha fe, se han visto afectadas por tantos sucesos ocurridos a nivel mundial y no podemos caer en eso, porque como cristianos, por muy triste que se vean las cosas, jamás debemos perder la esperanza y confianza en Dios  ¿saben por qué?  Porque es el único que puede resolverlos. 

La gente con tantas noticias tristes se ha olvidado que por encima de Dios no hay nadie, no debemos sentirnos desamparados porque para dicha nuestra Dios jamás nos abandona, solo permite que sucedan situaciones para purificarnos, aunque tengamos que sufrir en ocasiones que nos parece interminables, pero la misericordia de Dios es inmensa y al sumergirnos en ella, nuestro sufrir será menor según sea nuestra fe.  

Debemos tener presente que Cristo vivió un duro y doloroso calvario, pero resucitó y jamás perdió la fe y confianza en su Padre, a pesar de gritar en la cruz ¿Padre por qué me has abandonado? 

Desde que fuimos concebidos en el vientre materno, Dios ha cuidado de nosotros. Nacemos llorando y los sinsabores de la vida nos han hecho llorar muchas veces, pero por muy honda que sea la herida la cura es la esperanza y confianza en Dios, que siempre está a nuestro lado a pesar de fallarle tantas veces. 

El remedio efectivo para no perder la fe y confianza en Dios es no prestar tanta atención a las redes sociales y a crónicas que solo alimentan el morbo y nos roban la calma.  Dios quiere que estemos atentos a su Palabra que tiene sabiduría y nos edifica haciendo de nosotros mejores personas, que es lo que necesita la sociedad actual. Imposible tener paz si siempre escuchamos hablar de conflictos bélicos. 

El mundo no puede avanzar si vivimos sin esperanza y confianza en Dios. Ciertamente estamos viviendo momentos difíciles y todos los días escucharemos noticias tristes, explosiones, terremotos, inundaciones, en fin, como están las cosas ese es el pan nuestro de cada día, sin mencionar los conflictos entre una nación y otra. 

El mundo sufre dolores de parto como dice la escritura y los dolores y retorcijones son fuertes, pero tenemos un Dios en quien poner nuestra esperanza y nuestra confianza, porque conoce nuestras debilidades y nos perdona. Por eso vivamos un día a la vez, confiando en su misericordia, no tenemos de otra, no hay fuerza humana que nos separe de Él porque el ama a sus hijos. Nos hizo a su imagen y semejanza y quiere que todos se salven, allá los que confían en ellos y no quieren reconocer que no confiar en Él es dar coses contra el aguijón.