Espiritualidad bíblica

Espiritualidad bíblica

P. MIGUEL ANGEL KELLER, OSA

Este mes de septiembre, recientemente declarado ‘Mes del migrante y el refugiado’, es un llamado, para todos los que creemos en el Evangelio del amor y la justicia, hacia la sensibilización y la ayuda fraterna con la creciente masa de personas obligadas a salir de sus países y a vivir en condiciones de peligro y carencia. También, tradicionalmente y porque termina con la fiesta del gran estudioso de la Biblia, San Jerónimo, es tradicionalmente en la Iglesia católica el Mes de la Biblia. 

Recogiendo una idea de San Agustín, el Concilio Vaticano II afirma que en la Biblia Dios habla a los hombres, por medio de otros hombres y en un lenguaje humano. Biblia significa Libros, y de hecho la Sagrada escritura es una pequeña biblioteca que contiene una serie de libros (72)  escritos a través de varios siglos. Para los creyentes, su importancia radica en que están inspirados por Dios, son reconocidos como divina revelación o “Palabra de Dios”.

“Dios habla hoy” es el significativo título de una edición ecuménica de la Biblia. El Dios en quien creemos no es un Dios mudo y lejano. Es cercano, amigo de los seres humanos, ha querido acompañarnos siempre a lo largo de la historia, revelarnos su misterio, enseñarnos el camino de la vida. Dios nos habla siempre y de muchas formas: en la naturaleza, en la historia, en el fondo de nuestro corazón, en las alegrías y tristezas, pero especialmente en la Biblia o sagrada Escritura. Sabe que la soledad nos aterra y empobrece, sabe que una palabra amiga y amorosa es capaz de transformarnos y llenarnos de gozo y fortaleza. Por eso nos habla.

Dios nos habla a los hombres y mujeres, porque nos creó así, capaces de diálogo y comunicación con Él. Esto nos distingue del resto de la creación. Somos seres humanos, creados a su imagen y semejanza. Nos puede hablar y podemos escucharle, por eso se acomoda a nuestra forma de comunicación: la palabra, el lenguaje. “Hablando se entiende la gente”, reza un antiguo y acertado refrán. Y así, hablando, ha querido también el Señor entenderse con nosotros.

Por eso su presencia y su lenguaje no es ya en medio de rayos y truenos, como en aquella primera revelación a Moisés que asustó al pueblo de Israel. Nos habla por medio de otros seres humanos, elegidos como mensajeros y transmisores de su lenguaje. Hombres de Dios que son “profetas”, hablan en nombre del Señor, le prestan su boca, sus manos y su inteligencia para decirnos lo que quiere, para enseñarnos lo que necesitamos. Nos dirige su palabra de forma que podamos entenderla, hasta el punto de que su misma Palabra o Verbo se encarna para hablarnos.

Nos habla por eso con un lenguaje humano, en nuestro idioma. Lo que facilita que le entendamos, pero también exige que sepamos interpretar lo que nos dice. Cada autor bíblico escribe según su mentalidad y cultura, se expresa por medio de conceptos e imágenes propias, tiene lo que los biblistas llaman su propio “género literario”: no es lo mismo, en el lenguaje humano ni por tanto en la Biblia, una historia, que una parábola o una poesía. Por eso la Iglesia y los especialistas nos ayudan a entender correctamente el mensaje.

Actitud de fe y escucha, lectura y reflexión, oración humilde y compromiso de vida, son los pasos y actitudes para vivir la espiritualidad bíblica, siempre a la luz del Espíritu Santo, en la comunidad eclesial y en la vida diaria.

Misión sacerdotal

Fray Miguel Ángel Keller Pérez-Herrero cumplió 53 años de vida sacerdotal. Fue Ordenado el 30 de agosto de 1967. Coloborador constante de Panorama Católico y autor de estos estos escritos sobre  espiritualidad que se publican semana a semana. Actualmente decano de la Faculta de Teología de la Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA). Damos gracias a Dios por su ministerio entregado, en gran parte, a la misión en Panamá.