Hacer vida la fe

Hacer vida la fe

En este tiempo tan confuso que vivimos, el Señor nos está pidiendo ser testigos, más que maestros. Esta semana, pues, la tarea es exaltar la gloria de Dios y su gran poder para transformar la vida de todos.

Hacer esto, ser testimonio del Amor de Dios, es la unica manera de preparar la vida para cuando llegue la hora del encuentro con el Padre.

Se nos está llamando la atención de una forma muy seria. A nosotros, porque con facilidad cerramos las puertas, levantamos murallas y echamos abajo os puentes. Más en estos tiempos, cuando la descalificación mutua parece ser la nota característica de todos los círculos sociales.

Estemos atentos, porque la fiesta de la vida está teniendo lugar ya, ahora mismo, y se nos va en un abrir y cerrar de ojos

Para el cristiano no es así. El Señor nos está exigiendo eliminar barreras, y tender lazos de comunicación con todos, sin importar quién es el otro.

Por eso esta semana vamos a abrirnos a aquellas personas a quienes hemos sacado de nuestras vidas por uno u otra razón. Estrechemos los nexos y abramos el corazón a todos aquellos que en algún momento expulsamos de nuestra vida.

Quitemos las etiquetas, dejemos de censurar y ningunear a los demás. El Señor nos está pidiendo que ejercitemos la vida de fe, y eso se logra sumando, no restando.

Dios nos está diciendo: “No dejen que en ningún momento se apague la lámpara de la fe, porque cualquier momento puede ser el último”. Es un jalón importante a nuestro ánimo, más acostumbrado a tachar que a colorear.

Aprovechemos esta semana y por primera vez no señalemos con el dedo, levantemos los puentes de la fraternidad y preparemos así el alma con el aceite del Amor.

¡Ánimo!