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Porque el que quiera salvar su vida, la perderá

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá

La Palabra de Dios nos advierte de esa actitud apegada a las cosas de este mundo.

 

Por Roquel Iván Cárdenas

Jesús vino a liberarnos del temor a la muerte que nos tenía como esclavos.

“Jesús participó de esa condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir, al Diablo, y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos.” Hebreos 2, 14s

El que Jesús nos haya liberado objetivamente no significa que subjetivamente estamos liberados del temor a la muerte. Si no nos hemos apropiado con una vida devota de la redención de Cristo, podemos ser bautizados y asistir a misa y vivir como paganos, actuando como los que no tienen otra opción que esta vida.

 

Jesucristo vino a liberarnos del pecado y de la muerte. Pero mientras esta vida terrena sea el centro de nuestra existencia, viviremos como esclavos del temor y, por lo tanto, controlados por las insidias del Diablo.

 

Si analizamos un poco algunas de nuestras actitudes. ¿Por qué le tengo miedo al sacrificio? ¿Por qué no comprendo los sacrificios por el Reino de los cielos y me parecen exageraciones? ¿Por qué me resisto a que un hijo o hija mía opte por la vida religiosa?

La Palabra de Dios nos advierte de esa actitud egoísta apegada a las cosas de este mundo.

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.” Lucas 9, 24

Porque en el fondo pensamos: “No desperdicies tu vida… gózala” Si Jesucristo no resucitó vana es nuestra fe y vana nuestra predicación. Pero si creemos que resucitó, sabemos que con la muerte no acaba todo y que vale la pena esforzarnos en esta vida terrena por la Vida Eterna.