Monseñor Ulloa destacó la entrega pastoral y visión educativa del primer arzobispo panameño, cuya vida marcó un antes y un después en la Iglesia del país.
Por Marianne Colmenárez
“Monseñor Clavel fue un pastor cercano y valiente, de mirada profunda y corazón sencillo”, afirmó monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá al presidir la eucaristía en la que recordaron el 37 aniversario del fallecimiento de monseñor Tomás Alberto Clavel Méndez.
En la Catedral Basílica Santa María la Antigua, el arzobispo recordó que con monseñor Clavel “la Santa Sede reconoció la madurez de la Iglesia panameña, capaz de ser guiada por un pastor nacido de su propio pueblo”.
Su designación en 1964 marcó una nueva etapa en la historia eclesial del país, ya que hasta entonces la Arquidiócesis había sido dirigida por prelados extranjeros.
El primer arzobispo panameño

Nacido en Cañazas, Veraguas, en 1921, monseñor Tomás Alberto Clavel Méndez fue el primer panameño en ocupar la sede metropolitana. Su formación sólida y su profunda fe lo llevaron a ser un referente del pensamiento católico y social en el país.
Antes de su nombramiento, había servido como obispo de David, donde destacó por su cercanía con las comunidades rurales y su compromiso con la justicia social.
El 21 de marzo de 1964, el nuncio apostólico Antonio Pinci anunció en nombre del papa Pablo VI su nombramiento como arzobispo de Panamá. La ceremonia de toma de posesión tuvo lugar el 25 de abril de ese mismo año en la Catedral Metropolitana.

Un pastor de visión profética
Monseñor Clavel participó como padre conciliar en las últimas sesiones del Concilio Vaticano II, donde impulsó la renovación litúrgica, el diálogo con el mundo moderno y la opción preferencial por los pobres.
De regreso a Panamá, promovió una Iglesia más participativa, cercana y comprometida con la realidad social.
Su labor pastoral se caracterizó por la defensa de los trabajadores y los jóvenes, así como por la denuncia de las injusticias sociales y políticas. La voz profética de Clavel anticipó el espíritu de Medellín, inspirando la transformación pastoral de América Latina.
Educador visionario

Antes de ser arzobispo, monseñor Clavel ejerció como educador, formador y rector del seminario. Creía que la educación debía unir fe, ciencia y compromiso social.
La creación de la Universidad Católica Santa María La Antigua (USMA) en 1965 fue uno de sus mayores logros. Él mismo propuso el nombre como homenaje a la advocación mariana de la primera diócesis en tierra firme, fundada en 1513, demostrando su visión educativa y compromiso cultural.
«Él mismo ofreció su casa, su palacio, para que desde ahí pudiera iniciar algo que para él es fundamental. Porque sólo una verdadera educación saca a nuestro pueblo de la verdadera pobreza» expresó monseñor Ulloa.
Tras su renuncia en 1969, continuó sirviendo como párroco en Chepo y misionero en la región de Bayano. Posteriormente se trasladó a México y luego a Estados Unidos, donde fue vicario episcopal de la comunidad hispana y vietnamita en la Diócesis de Orange, California. Falleció el 13 de octubre de 1988, dejando una profunda huella en las comunidades que pastoreó.
“Su vida resume el ideal del pastor según el Concilio, un hombre de fe profunda, cultura sólida y amor concreto por su pueblo”, expresó Ulloa.
