Desde que se anunció a Panamá como país sede de la Jornada Mundial de la Juventud, en el Monasterio de la Visitación de Santa María, no han cesado las oraciones. Estas monjas de claustro dedican su tiempo para pedir a Dios por la paz en el mundo, y durante estos últimos tres años, han orado de manera especial por la JMJ y todos los que se involucraron en su organización.
Panorama Católico compartió con ellas sobre esta importante obra que realizan, una labor que quizás muchos no ven, pero que se siente y lo más importante, que da frutos.
Tras aquella reja, que no es más que una separación material, nos reciben como siempre, ALEGRES … nos sentimos en casa.
Las monjas nos hablan sobre lo vivido en estos días de jornada; el paso de 148 franceses que estuvieron días antes a la JMJ compartiendo con ellas, y la alegría de poder hospedar también a 50 peregrinos colonenses, 4 chicas de Costa Rica y 12 de México.
«Ha sido sin duda una experiencia maravillosa; el poder compartir con estos hermanos que han llegado a nuestro monasterio; nos hace palpitar el corazón de alegría», señala la Hermana Margarita María.
En cuanto a la llegada del papa Francisco, comentan que esperaron reunidas frente a la televisión ese importante momento. «Fue una emoción muy grande, pues a pesar de que estábamos acá, lo sentimos cerca», dijo la Hermana María Gabriela.
Y es que hay muchas más razones para celebrar, pues la Madre Superiora María Isabel Arrocha, fue una de las encargadas de revestir el altar de la Catedral, luego de la ceremonia de consagración realizada ayer sábado, y que fue presidida por su Santidad
Las oraciones no han sido en vano; al ver todos esos rostros llenos de alegría por la presencia del Papa en Panamá, saben que todo ha valido la pena.