Dinamizar los ambientes

Dinamizar los ambientes

El reto de esta semana es la risa. Pero no una risa vacía, que suene a máscara, sino esa que denote verdadera alegría y sobre todo esperanza.

No se trata de una meta simple o superficial. Consiste en inyectar confianza en Dios en todos los lugares donde esta semana nos movamos. Que el ambiente cambie luego que llegamos, que se dé esa explosión de buena cara, de nueva ilusión por el diario vivir. Debemos intentar que el ánimo sea otro al que encontramos cuando ponemos un pie en casa, en la oficina, la escuela o la cancha.

De eso se trata el llamado a ser cristiano auténtico. De ponerle alas a los momentos amargos o difíciles; de buscarle el lado positivo, la salida esperanzadora. Que el otro sienta que en aquel compañero o compañera de trabajo hay una luz diferente, porque de cada instante, sea común o complicado, siempre saca lo mejor.

No es una anestesia. Dice el Papa Francisco: “El dolor es dolor, pero vivido con alegría y esperanza te abre la puerta a la alegría de un fruto nuevo”. Y añade: “La alegría fortalece la esperanza y la esperanza florece en la alegría”.

Lo importante es dinamizar cada grupo en el que estamos, que las caras cambien, mejoren las expresiones, y que los trabajos los echemos hacia adelante con la seguridad de estar siendo acompañados por quien está por encima de toda dificultad.

Hagamos esta tarea con el entusiasmo de quien cree en la Vida Eterna y que nos acompaña un Dios de Amor. Ni siquiera pensemos en la pose, en la foto; pensemos por el contrario en el provecho que sacarán quienes están a nuestro alrededor, personas, familia y amigos, que a veces ven la vida como una corriente en contra. Con una sonrisa, metamos el hombro.

¡Ánimo!