Ambientación y bienvenida
«Ven Señor Jesús» (1 Corintios 16, 22). Nosotros en comunidad te esperamos, estamos vigilantes a tu llegada (Cf. Mateo 24, 43) en espera del cumplimiento de tu promesa (Cf. Hechos 1, 10 -11). En este encuentro nuestros corazones representan las puertas que María y José tocaron para recibir posada en Belén. Nosotros hoy, queremos presentar un corazón abierto y bien dispuesto para recibirle en aquellos peregrinos que tocan a nuestras puertas en nombre de Jesús.
Ahora como signo de fraternidad y acogida nos saludamos los unos a los otros.
Hecho de Vida: Peregrino en Cracovia
Un joven llamado Miguel, panameño, que tuvo la oportunidad de ir a la JMJ Cracovia 2016 nos comparte su experiencia al ser hospedado por una familia de casados y su hija.
Esta familia le abrió las puertas de su casa con mucha alegría puesto que habían sido acompañados por su parroquia para recibir de la mejor manera a los peregrinos que en nombre de Cristo los visitaban.
Uno de los momentos más amenos fue cuando Miguel compartía con la familia experiencias de vida y de fe; era un poco difícil por el idioma, sin embargo, eso no fue obstáculo para que el lenguaje del amor demostrara la alegría que se sentía en cada momento de compartir fraterno.
La despedida fue muy emotiva, todos lloraban, pues ya lo sentían como parte de la familia. Hasta la fecha se mantienen en comunicación.
Escuchamos la Palabra de Dios
El pasaje evangélico narra el episodio de la visita de María a Isabel. El evangelista Lucas nos muestra la importancia de Aquel que ha de venir en el vientre de María. Es por ello por lo que escuchamos a Isabel que exclama llena del Espíritu Santo: «Y bendito el Fruto de tu vientre» (Lc. 1, 39-45).
Preguntémonos
- ¿Con qué actitud se debe recibir a alguien que nos visita?
- ¿Cómo me preparo para recibir a los peregrinos?
- ¿Estoy consciente de que es a Jesús a quien recibiré en cada peregrino?
- ¿Sabemos reconocer a Jesucristo que pide ser acogido, protegido, promovido e integrado?
Intercambiando ideas
La alegría y gozo que experimentó Isabel al recibir la visita de María, debe ser la actitud propia del cristiano, sobre todo al saber que en cada persona se recibe al mismo Jesús. Ése entusiasmo solamente brota del corazón de quien tiene a Jesús como el más importante.
“Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (cf. Mt 25,35.43).
Y para el forastero, el migrante, el refugiado, el prófugo y el solicitante de asilo, todas las puertas de la nueva tierra son también una oportunidad de encuentro con Jesús” (Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, 2018).
“Anímate y anima a tus vecinos y amigos a ser parte de esta hermosa experiencia como Familia de Acogida. Recibir a un peregrino es recibir a Jesús en tu hogar”.