La Navidad nos invita a abrir nuestros corazones”

La Navidad nos invita a abrir nuestros corazones”

Navidad es celebrar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, pero de manera muy especial es celebrar el nacimiento de Dios en nosotros, que nos compromete a ser repartidores de la esperanza que nos trae el Salvador a niños, jóvenes y ancianos, en las periferias y en situación de vulnerabilidad.

Nuestra mirada en el pesebre del Dios hecho hombre, nos debe mover a ser agradecidos por los dones recibidos y esa gratitud debe impulsarnos a salir de nosotros mismos para ser dispensadores de ese amor misericordioso de Nuestro Padre Celestial, para dar esperanza a quienes han perdido la fe.

Muy especialmente, en este tiempo de Navidad, podemos dar un gran regalo a la juventud panameña, que es obsequiarle la inscripción a un joven de nuestra familia, del barrio o de las periferias para que tenga la oportunidad de participar de la Jornada Mundial de la Juventud, un acontecimiento festivo de fe, que motivará a la juventud a reflexionar sobre su vocación en la Iglesia y en la sociedad, a redescubrir sus capacidades para asumir responsablemente el protagonismo que tienen para transformar positivamente la realidad de los pueblos, de las naciones.

Navidad a la vez también nos invita a abrir nuestros corazones, para acoger a peregrinos en nuestros hogares, quienes vienen a compartir con las familias, su cultura, su fe y su historia. Recuerda que quien acoge a un peregrino acoge al mismo Jesús. Somos un pequeño país en el que el Papa Francisco ha confiado la organización y celebración de la Jornada Mundial de la Juventud. Esto nos coloca en enero del 2019 en la mirada internacional.

Dios al entregarnos a su Único Hijo, eligió a una joven para que fuera su madre, lo hizo nacer en medio de la pobreza, con la finalidad de enseñarnos con todo esto que en medio de la sencillez y la humildad, colocando nuestra confianza en Dios, todo es posible.

Extendamos la Navidad más allá del mes de diciembre para que acojamos en cada uno de los peregrinos al Niño Jesús, que quiere quedarse en nuestra vida