La parroquia San José de Almirante concluyó el 2019 con la realización de varias metas, como la consagración de su altar, adicional se hizo en cemento la última cena, una obra de arte que se ha colocado en este templo parroquial.
Su párroco, el P. Roberto Vacaru, asegura que la renovación de la iglesia, incluye mejoras al templo, pero también la atención pastoral de los laicos y la feligresía que requiere esa atención en particular Describe Vacaru que, “hubo más bautizados que en el 2018. Un total de 33 niños recibieron la primera comunión, pero existe una falla pastoral que se ha dado por falta de personal, no se ha podido llegar a las zonas más apartadas, es díficil lograr comprometer a las personas para esas acciones que son de más tiempo, para las tareas decorto plazo ayudan, pero las que requieren más trabajo y tiempo no son posibles atenderlas”.
Destaca el sacerdote que “el compromiso de la comunidad es muy difícil, sobre todo en tareas que requieren dar la cara en la evangelización y otras acciones”.
Para el 2020, espera poder llegar a más familias, construir una capilla en la comunidad de Ojo de Agua, mayor atención a las escuelas, animar a los profesores que son católicos, debido a la poca cantidad de católicos en esta región, por la presencia de otras sectas.
Los indígenas no participan mucho de las celebraciones, es algo preocupante sobre todo por la ausencia de motivaciones que permiten ese mayor acceso a la iglesia.
“La feligresía sólo acude a bautizar a sus hijos, pero muy pocas van precisamente a formarse y recibir otros sacramentos, pero confiamos que vamos a ir logrando calar el evangelio en esta región”, explicó.
Explica el sacerdote que, “hay respuesta buena, pero en pocos fieles y en especial en pocos indígenas, confiamos que lograremos mejorar la cobertura y atención en las comunidades”.
