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Apóstoles de la Cruz: vocación y fe

Apóstoles de la Cruz: vocación y fe

El apostolado se divide en cuatro regiones organizativas: Cristo Sacerdote, Espíritu Santo, Fénix y Conchita. No se es un Apóstol de la Cruz si no se hace nada por los demás.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

Conchita era una mujer casada, con nueve hijos, una vida de fe y un amor infinito a Dios, tanto, que su meta era ser toda de Él.

Imagen de la Beata Conchita Cabrera.

Un día, viendo cómo marcaban el ganado para identificar a su dueño, se marcó el nombre de Jesús en su pecho, para decirle que quería ser siempre suya. Luego se le apareció Jesús con el nombre de Conchita grabado también en su pecho, queriéndole decir: Tú eres mía y yo soy tuyo.

En esa relación, Dios suscita, por medio de ella, obras como el Apostolado de la Cruz, las Religiosas de la Cruz, Alianza de Amor y los Misioneros del Espíritu Santo.

Son cuatro obras distintas, sin embargo, el papa les encargó a los Misioneros del Espíritu Santo, el Apostolado de la Cruz, de por vida. En consecuencia, el gobierno y la estructura es compartida entre laicos y misioneros. En otras palabras, en el Apostolado hay laicos, mientras que los Misioneros son religiosos.

“Dios nos rebasa a todos”, dice el padre Vicente Monroy, quien junto a la laica Lupita Gómez Zurita, se trasladaron desde México para atender a los Apóstoles de la Cruz en Panamá, del 13 al 17 de junio. Participaron también en un retiro espiritual.

 

 

Este apostolado, reconocido por la Iglesia, tiene una estructura firme y presencia en 17 países.

 

Existe un Concejo Central formado por representantes de cuatro regiones, que vela por que se cumplan los estatutos que rigen a los miembros de esos países.

Participaron con alegría en un retiro espiritual.

Están en Canadá, México, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Puerto Rico, Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, España, Alemania, Italia, y Japón. En agosto próximo estarán en Uruguay. Es una familia grande, de unos 15,000 miembros.

Las cuatro regiones no constituyen un concepto territorial, sino organizativo. Panamá pertenece a la Región Conchita, que atiende a todos los lugares donde no hay misioneros (sacerdotes) y se han organizado de tal manera que los Misioneros del Espíritu Santo funcionan en esta región desde la distancia, con nueve laicos y tres misioneros, mediante el Concejo de la Región Conchita. Ellos son los enlaces con estos países o lugares.

El enlace de Panamá es el padre Monroy, que el 18 de agosto cumple 40 años de sacerdocio, y la laica Lupita Gómez.

Tienen sus estatutos y reglamentos. Estos últimos se adaptan, según la realidad de cada región, que a su vez, tienen secciones. La sección de Panamá es Santa María La Antigua, y en cada sección hay un Concejo Local, por lo tanto, pertenecer al Apostolado de la Cruz es entrar a una familia.

 

Llamados a la santidad

No se trata de un grupo para socializar, orar o aprender. Es una vocación que es un proceso de vida, de transformación con Jesús, y Dios le revela esta espiritualidad al mundo, a través de una laica, para decir que todos estamos llamados a la santidad.

 

Todo este apostolado trabaja sobre cuatro ejes:

  1. La mística, pues todo lo que se hace, lleva a Dios.
  2. La vivencia comunitaria, porque en la comunidad está Dios. Cada uno se alimenta de sus hermanos y juntos viven la fe. Son familia.
  3. Dimensión apostólica, que da vida hacia afuera. Es lo que se hace por los hermanos. El apóstol de la Cruz tiene un apostolado, una acción solidaria.
  4. Formación permanente e integral para transformarse en Cristo, en lo personal, en lo social, en lo comunitario.