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Arzobispo envía mensaje de paz y esperanza para el nuevo año

Al iniciar este año 2020, Monseñor José Domingo Ulloa pide que lo hagamos con esperanza, sin rencores, viviendo en hermandad, pensando en la construcción de un Panamá mejor, enrumbado hacia dar prioridad al cuidado del ser humano como corona de la creación de Dios.

En su mensaje, el Arzobispo de Panamá advierte que el mayor desafío es darle a la niñez y la adolescencia las condiciones dignas para desarrollarse y formarse, a fin de que se hagan ciudadanos de bien.

Sin embargo reconoce que la paz también tiene desafíos que asumir: cerrar las heridas y dar paso a la reconciliación; garantizar la seguridad de las mujeres, especialmente aquellas que son más vulnerables, para que no sean víctimas de feminicidios.

Monseñor Ulloa dice de manera reflexiva, “aspiramos un 2020 en que cesen los atentados a la dignidad de la persona, desde la concepción hasta su muerte natural; en el que el matrimonio y la familia no sean desfigurados por ninguna ideología, especialmente ahora en que necesitamos fortalecerlos más”.

Dijo que como país es urgente e impostergable el fortalecimiento de la democracia y de la institucionalidad, que garantice un Estado de derecho, sin improvisaciones ni corrupciones.

Apuesta por un Panamá en el que las diferencias  no sean motivo para contraponernos sino para enriquecernos, buscando siempre aquello en que coincidimos para el bien común de los panameños.

“Pedimos que nos esforcemos, cada uno de los habitantes de este hermoso territorio bendecido por Dios, en ser instrumentos de paz, solidaridad y fraternidad, para que todos vivamos alegres y prósperos en el Nuevo Año 2020”, afirmó.

En su mensaje de fin de año, el Arzobispo se une a ese llamado del Papa Francisco al cuidado de la casa común y lo cita: “La conversión ecológica nos lleva a tener una nueva mirada sobre la vida, considerando la generosidad del Creador que nos dio la tierra y nos recuerda la alegre sobriedad de compartir”.

Y agrega que “esta conversión debe entenderse de una manera integral, como una transformación de las relaciones que tenemos con nuestros hermanos y hermanas, con los seres vivos, con la creación”.