La cuenta regresiva para la realización de uno de los eventos más importantes de la Iglesia Panameña arrancó oficialmente. La Cruz Peregrina y el ícono de la Virgen María Salus Populi Romani fueron entregados a jóvenes panameños, de los países centroamericanos y México, de manos de jóvenes polacos, en medio de la misa de Domingo de Ramos en Roma.
Este importante momento fue vivido mundialmente, y en Panamá no podíamos quedarnos atrás. Cientos de jóvenes se congregaron en la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes para esperar en Vigilia este importante acontecimiento.
Con palmas en mano entraron al templo, meditando y reflexionando sobre lo que estaban viviendo. Un Rosario meditado se rezó, para dar paso a la eucaristía, presidida por el Padre Antonio Cajar, quien llamó la atención de los jóvenes con sus fuertes palabras y cuestionamientos, pero también con sus grandes enseñanzas.
“¿Estamos seguros de que somos cristianos?… Saltamos, bailamos, pero, ¿qué haces en casa, en tu trabajo, cuál es tu postura a la hora de demostrarlo?”, preguntó el Padre.
Catequizó a los presentes diciendo que muchas veces nos llamamos cristianos pero no actuamos bien con el prójimo, no estamos cuando se nos necesita. “El cristiano es o no es, las cosas son o no son; el cristiano ama o no ama, y cuando se ama, no se peca, no se margina, por el contrario se ayuda”, recalcó.
En cuanto a la Jornada del 2019 señaló que es importante que como buenos cristianos panameños, debemos reflejar lo mejor, dejar de ser malcarados, porque entonces no estaremos viviendo la jornada como tal, sino que sería pura mentira y algarabía.
Un cine foro se presentó; un grupo de jóvenes realizó coreografías, y los grupos musicales hicieron bailar y cantar a los presentes. La juventud demostró que cuando se quiere se puede, y cada hora que transcurría fue vivida con mucha alegría.
“A los jóvenes que deseen participar como peregrinos en la JMJ 2019, que lo hagan dispuestos a encontrarse con Jesús, y los que deseen ser voluntarios que pongan a disposición todo el talento que Dios les dio para provecho de su santidad”, señaló Cristian Ruiz, quien ha vivido la experiencia como voluntario en varias de las jornadas pasadas.
Su motivación a participar como voluntario fue después de ver cómo los jóvenes colaboraban con los peregrinos en la JMJ en Toronto; así tuvo la hermosa experiencia de participar junto a su esposa como voluntario en la JMJ Cracovia 2016.
Otro joven que habló de su testimonio fue Andy Peña de la parroquia San Martín de Porres; su experiencia en la JMJ en Cracovia estuvo llena de grandes retos que vivió junto a sus compañeros peregrinos.
Él relató que uno de ellos fue el conflicto del idioma porque allá no se habla el Ingles Universal sino su lengua madre, el polaco; “era difícil interpretar el idioma polaco para saber a qué hora y dónde había que abordar el transporte; el saber dónde bajarse, el traducir la línea de los trenes… Señala Peña que muchas veces sintieron temor de perder el tren, porque el próximo salía hasta el día siguiente. Sin embargo, el amor de Dios les ayudó a vencer los retos; fue una linda experiencia el compartir con jóvenes de diferentes lenguas y culturas.
“Me traje a Jesús, sabiendo que existen muchas cosas que nos distinguen, eso fue lo que me cambió la vida por completo” expresó Peña.
Una experiencia inolvidable
Los planes del Señor son perfectos, comentó Roy Tejeira, de la parroquia Divina Misericordia, sobre los grandes retos grupales y personales que vivió en la JMJ en Cracovia.
Una de las claves para superar los obstáculos fue saber discernir, tomar decisiones y recordar que un peregrino que va en busca de la palabra de Dios y a encontrarse con Cristo, va sin túnica y sin morral.
“Al llegar a la ciudad de Opole donde me hospedaría perdí mi maleta, me sentí mal, no me desesperé, puse todo en oración, la maleta a los cuatro días apareció pero mi mayor decepción fue que la recuperé un día después de mi cumpleaños”, recordó Tejeira.
Recalca que cuando uno viaja como un peregrino el Señor te abastece de todo lo que necesitas; por lo que aconseja a todos los jóvenes que no piensen en ellos mismos sino en el trabajo en equipo. “Jóvenes abran su corazón y su mente porque la jornada es un aprendizaje de principio a fin”, indicó.
Las horas transcurrían y a las 3 de la madrugada hizo su presencia “El Rey de Reyes, Señor de Señores”, en la Hora Santa dirigida por el Diácono Justo Rivas. Los jóvenes emocionados pudieron adorarle, agradecerle y pedirle, todos arrodillados alrededor del altar.
Los jóvenes pudieron apreciar a través de pantallas gigantes instaladas en el templo los momentos trascendentales de la Eucaristía desde Roma. Al Secretario Ejecutivo encargado de la JMJ Panamá Víctor Chang le correspondió junto a su esposa y su pequeña hija, llevar las ofrendas del Pan y el Vino.
A eso de las 5 de la madrugada llegó el gran momento; todos presenciamos el traspaso de la cruz peregrina. Los jóvenes caminaron dentro y fuera el templo con la réplica de la cruz que tenemos en Panamá y el ícono de la Virgen, simulando el momento que se vivía en la Plaza de San Pedro.
La alegría inundó el lugar, gritos y aplausos fueron notorios entre los jóvenes panameños que tienen sobre ellos el reto de la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019.