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Compañía, afecto y alegría para privados de libertad

Compañía, afecto y alegría para privados de libertad

El mes de diciembre siempre nos regala un ambiente lleno de felicidad, de paz y fraternidad. Son los días propicios para brindar un poco de cariño al prójimo. A través de estas líneas, se busca destacar la hermosa labor realizada por un grupo de personas que voluntariamente dona su tiempo para acompañar a los reclusos, hijos de Dios que por un mal actuar, han quedado tras las rejas.

Tras las rejas pasan muchas cosas; en algunos casos se curan heridas, en otros las heridas aumentan. Y es ahí cuando la misión de la Pastoral Penitenciaria se hace sumamente necesaria; ellos se encargan de sembrar el amor y el perdón para que las heridas puedan cicatrizar y curar adecuadamente.

Los miembros de esta pastoral sienten un llamado especial a servir desde el amor y sin temor.  Un servicio que consiste en acercar a Dios a quienes se sienten lejos de Él o han optado por excluirle de sus planes y proyectos, y por consiguiente, han terminado recluidos en un centro penitenciario.

Se pretenda o no, el final del hombre o la mujer violenta es la cárcel.  No es lo que anhelamos, pero lamentablemente todo tiene un desenlace,  y  quienes crean o generan situaciones de violencia, tienen este lugar como destino.

Y es que la violencia tiene su punto de origen, y  de igual manera, también tiene sus consecuencias, “la violencia genera más violencia”. Por eso es muy importante la contribución de todos para generar un ambiente en donde sea posible la sana convivencia.

Es aquí donde la Pastoral Penitenciaria está llamada a entrar en acción. Y, así, tras las rejas, compartir con los privados,  además de la Palabra de Dios, algunos detalles  en momentos especiales, en este caso, una cena de navidad, un brindis, un material de aseo, etc. 

Cada vez que vemos a un joven tras las rejas, logramos contemplar al mismo Cristo. Pues si la sociedad se lamenta de la conducta de un individuo, también Cristo gime con él,  y la Iglesia sufre como dolores de parto.

Eso anima a seguir trabajando con más fuerza para brindar compañía, apoyo, una palabra de aliento a estos hermanos que han cometido errores, pero que merecen una nueva oportunidad.

Bocas del Toro será la sede del Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria que se celebrará este año, por lo que invitan a otras personas a unirse y participar.