El repique de campanas se escuchó en todo el Casco Antiguo. Turistas y vecinos veían el movimiento en el templo de Nuestra Señora de la Merced, algunos por curiosidad se acercaron, y entraban junto a los asiduos fieles que como todo domingo asisten a la misa de dominical, pero esta vez con doble alegría, pues se trataba del especial acto de la coronación pontificia de su patrona.
“Hoy estamos viviendo con gozo este encuentro con el Señor, en esta Eucaristía, en el que sobre las sienes de María se va a depositar esa corona elaborada con tanto cariño y generosidad por parte de los fieles cristianos de Panamá”, dijo Monseñor José Domingo Ulloa, ante un templo repleto de fieles.
A tan importante acto llegaron desde Roma, el Maestro General de la Orden de la Merced, Fray Juan Carlos Saavedra Lucho, el padre Provincial de Aragón Fray Jose Juan Galve Ardid, el padre Provincial de Quito Ecuador Fray Luis Eduardo Navas Guerrero, el padre Provincial de Perú, Fray César Pavel Iván Gálvez León, el Secretario Provincial de Quito, Fray Omar Oswaldo Almeida Rosero, el Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Panamá, padre Luis Alberto Núñez Rodriguez, el Consejero de la Provincia de Aragón Fray Jesus Bel Gaudo, de la Vicaria de Centro América Fray Abel Perez Villegas, y los Religiosos Mercedarios de la Comunidad de Panamá, Fray Javier Mañas Garcia, Fray Francisco Javier Palomares Peña y Fray Jonathan Josue Vásquez Madrid .
Fue un acto de reconocimiento a la Virgen María de la Merced, que durante casi 500 años ha acompañado a nuestra iglesia panameña y animado la evangelización de este hermoso continente, tierra de la esperanza. Y con ella, el establecimiento de los religiosos mercedarios en el istmo de Panamá desde 1519.
Ayer como hoy, dijo el arzobispo de Panamá, Santa María de la Merced nos sigue invitando a ser pequeños para acoger con gozo en nuestro corazón la palabra del Señor, y para hacerla fructificar y dar buenos frutos con nuestra perseverancia.
“También nos invita a salir como Ella hacia las periferias donde se encuentra, ya no su prima Isabel, sino tantos hermanos nuestros que siguen necesitando las palabras justas de esperanza y los gestos de liberación, que los recuperen en su dignidad de hijos de Dios”, expresó Monseñor Ulloa.
Ante una feligresía atenta, el arzobispo aprovechó para exhortarles a tener los oídos y la mirada atenta para con los que sufren, y estar dispuestos a servirles con manos y corazón mercedarios.
Al finalizar la ceremonia, el Maestro General de la Orden de la Merced, Fray Juan Carlos Saavedra Lucho, recibió las llaves de la ciudad, de manos de la Alcaldesa encargada, Raisa Banfield, como homenaje a los ochocientos años de la fundación de la Merced, y la labor apostólica y social que desde hace casi 40 años vienen desarrollando en favor de los más necesitados de la sociedad.