Muchas veces en nuestra vida ante las preguntas, respondemos desde el “por qué” buscando justificar nuestras decisiones y acciones.
Pero cuando nos preguntan: ¿para qué te casaste?, nos toma más tiempo responder, ya que nos mueve a una intencionalidad, un propósito.
Si hacemos conciencia de la acción de Dios en nuestras vidas, podremos darnos cuenta que el mismo Creador tiene un propósito.
Para Él no existen las casualidades, todo está previsto. Si deseas descubrir el propósito de Dios en tu matrimonio, es necesario que te pongas en comunicación con el Creador del proyecto, revisando juntos los planos de esta construcción, definiendo la hermosa edificación que ambos en total libertad y voluntariamente decidieron emprender.
Ambos desean crecer juntos en el amor recíproco, vivir su vida a plenitud siendo una sola carne. Sugiero un camino de tres carriles, donde en el dinamismo de la vida conyugal irán logrando en los altibajos, perseverar hacia la meta, hacia el propósito.
Háganse complemento
“No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2,18). Cuando nos casamos sentimos que nuestra pareja es la “persona ideal” porque siento que me complementa y es una persona maravillosa. Hay que reconocer que esta triada (Hombre + Mujer + Dios) logramos apreciar la compañía ideal que Señor puso en tu camino.
