El santo padre tiene muy presente la figura de san Agustín de Hipona en todas sus homilías, reflexiones, catequesis y mensajes.
Por Fray Miguel Ángel Ciaurriz OAR
Ya todos sabemos que el papa León XIV es agustino. No ha dejado de serlo por el hecho de haber sido elegido por los cardenales para suceder en la cátedra de San Pedro al papa Francisco.
Prácticamente en todas sus alocuciones, homilías, catequesis y mensajes ha citado, hasta ahora, al santo de Hipona y, al parecer, así va a seguir haciéndolo.
San Agustín está siendo una permanente fuente de inspiración para él.
Su lema papal reza “In Illo uno unum”, que significa “En Aquel uno, somos uno” o “En el único Cristo somos uno”, según Vatican News. Este lema, tomado de un sermón de san Agustín, en comentario al salmo 127, enfatiza la unidad de los cristianos en Cristo a pesar de sus diferencias.
Ya en el momento en que apareció en el balcón de la sede vaticana para saludar a la gente, lucía un pectoral con reliquias de los más emblemáticos modelos de santidad agustinianos, como san Agustín, santa Mónica, santo Tomás de Villanueva, quien fuera obispo en la diócesis española de Valencia, considerado uno de las grandes reformadores de la vida religiosa, allá por los siglos XV y XVI.
Junto a ellos, en el pectoral están también las reliquias del beato Anselmo Polanco, obispo de Teruel, mártir de la persecución religiosa en España (1936-1939), y el venerable Giuseppe Bartolomeo Menochio, obispo de Porfirio y prefecto del Sagrario Apostólico, que permaneció fiel a su fe y a la Iglesia durante la tormenta napoleónica.
Este pectoral fue un obsequio de sus hermanos de la Orden de San Agustín (OSA) cuando el papa Francisco lo nombró cardenal.
Como se señala en la web de Vatican News: “Hay un verdadero programa de santidad episcopal escondido en las insignias que lució el Papa el día de su elección, el 8 de mayo. Los fragmentos óseos allí conservados pertenecen a testigos de santidad, vinculados a la Orden Agustiniana, que encarnan la fidelidad, la reforma, el servicio y el martirio”.
En ese mismo escenario, el nuevo papa dijo a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro tras la fumata blanca: “Soy hijo de san Agustín, que dijo: ‘Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo´”. Esta frase remite al sermón 340 de san Agustín, que en este sermón escribió: “Para vosotros soy obispo; con vosotros soy cristiano. Aquel nombre señala deber; este, una gracia…”.
Diez días después, en la misa de su toma de posesión, León XIV, en su homilía, recordó el famoso y conocido pasaje de las Confesiones: ‘Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti’ (Confesiones, I, 1.1.1)”.
