Dejarse cultivar por Dios y abrirse a sus designios

Dejarse cultivar por Dios y abrirse a sus designios

Esta semana, como acción evangélica, el Señor nos está proponiendo que mejoremos nuestra actitud. Principalmente en casa, Dios en su Palabra nos está exhortando para que seamos más optimistas, propositivos y fuente de esperanza.

El derrotismo, la tristeza, los malos augurios y el desencanto no caben en el corazón del cristiano. La compasión sí; la lástima jamás.

El amor de Dios, su mensaje lleno de Misericordia y ternura, son joyas para nuestras vidas en estos momentos. Evitemos que este regalo se piedra por nuestro mal humor o pesimismo.

Por eso, cerremos la puerta y el corazón a las malas noticias, a las cábalas nefastas, a la amargura y la oscuridad.

Que nuestra vida no sea terreno donde la semilla de Dios y su Buena Nueva se pierde por exceso de dureza, por descuido, superficialidad o negligencia. ¡Muchos menos por falta de fe en nuestro Padre!

Recordemos que el sembrador reparte con generosidad su fértil semilla a todos por igual, y todos estamos en la misma parcela. Depende de cada cual la respuesta, abrirse a la fecundidad divina, o cerrarse para dar paso a la mentira, la maldad o la muerte.

Se nos pide dar los frutos adecuados. Una familia alegre, que sabe sortear sus sombras con la luz de Dios, que irradia esperanza y ayuda a otros, es un fruto del Amor de Dios.

Pero si nuestra casa es más un foco de problemas, de insidias, de continua trifulca y habladurías, de pesimismo y desesperanza, significará que estamos cerrándonos a la semilla buena y perfecta del Padre. Esta semana trabajemos en eso.

 ¡Ánimo!