Dejarse guiar hoy por el Espíritu Santo Paráclito

Dejarse guiar hoy por el  Espíritu Santo Paráclito

Dar testimonio de que Cristo sigue vivo en la Iglesia, y el Espíritu Santo es el que guía el camino trazado: esa es la acción que nos sugiere la Palabra para esta semana. 

La propuesta contrasta con el desánimo de muchos que se llaman cristianos, pero viven desanimados, alejados, pesimistas y, peor aún, con miedo.

Otros tantos se la pasan quejándose de sus pastores, de los catequistas, de los agentes de pastoral, pero no se suman al trabajo que hoy, en las circunstancias actuales, se exige.

El cristiano vive en la esperanza, en el amor y cultiva su fe. Todo lo demás sobra, nos ha dicho el Apóstol.

Si esto es así, ¿por qué hay tantos con los brazos caídos, con la desilusión pintada en el rostro, con la queja en los labios?

Lo que parece más extraño es lo que recientemente ocurrió con algunos, quienes se quejan por el llamado del Papa a orar juntos, sin importar cuál fe profeses. 

En lugar de ser Iglesia, de sentir con la Iglesia, de sumar como Iglesia, prefirieron refugiarse y llorar ante lo que creen es una “capitis deminutio” de la fe católico. Es decir, creer que me rebajo si me junto con el otro que no cree en lo que yo creo.

Al final del camino hemos de saber que se nos preguntará sobre el Amor, sobre nuestro testimonio de Esperanza, y en qué medida ayudé al hermano a nutrir su Fe, y cómo viví la mía. No tiene nada que ver con la doctrina que profeso, ni en tal o cual filosofía me inspira.

Lo que importa es la Persona de Cristo, que vive en su Iglesia y en cada uno de nosotros, y nos ha de mover hacia el acompañamiento y atención al otro.

 ¡Ánimo!