A través de la imposición de manos y la Oración Consagratoria, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, OSA, confirió el Orden del Diaconado a Gerardo Elías Bolaños González, CMF.
Betzaida Toulier U.
A sus 18 años de edad, una cáscara de “guineo” lo hizo resbalar y caer en la Congregación de Misioneros del Inmaculado Corazón. Así describe el inicio de su vocación religiosa, Gerardo Elías Bolaños González.
Aquella experiencia de conocer la misión pastoral de los Misioneros Claretianos en Darién, y “estar con las personas empobrecidas, la misión, el carisma y la fraternidad”, fueron suficientes para dar un paso decisivo en su camino de entrega al Señor.
Tras años de formación, de servicio pastoral y maduración vocacional, el pasado 15 de marzo, por imposición de manos y la Oración Consagratoria, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, OSA, le confirió el Orden del Diaconado.
Homilía
El Arzobispo subrayó el espíritu de servicio que caracteriza la vida del diácono, “porque Jesús no vino a ser servido sino a servir y a dar la propia vida”.
Al ser ordenado de diácono, “Gerardo Elías has sido enviado para ejercitar un triple servicio, una triple diaconía: la de la Palabra, la de la Eucaristía y la de la caridad, dijo Monseñor Ulloa.
Como buen pastor, monseñor Ulloa deseó a Gerardo Elías que su ministerio diaconal sea fecundo y le prepare para el sacerdocio con un corazón plenamente entregado al Señor y a su pueblo.
Presencia
Fue una celebración alegre y muy emotiva. La etnia Guna, a la que sirve actualmente Gerardo Elías, se hizo presente y abrió la celebración litúrgica con una danza, expresión de su cultura ancestral. Asimismo, en la presentación de los dones.
Esta representación fue signo y expresión de agradecimiento a Gerardo Elías, destinado a la misión en la Isla de Ustupu en Guna Yala, el cual describió como una experiencia maravillosa en el que ha recorrido distintas comunidades, desde Playón Chico, hasta Puerto Obaldía.
“He aprendido su lengua, su cultura, y visto sus necesidades; no se trata de vestir un hábito religioso, es estar con la gente”, dijo, y exhortó a los jóvenes a no tener miedo a responder al llamado de Dios, a dejarse seducir porque vale la pena seguirle.
El recién ordenado diácono sabe que Dios le acompaña y confía plenamente en su voluntad. Una actitud que refleja en cada palabra y en su deseo sincero de servir a los demás. La comunidad claretiana le acompaña y ora por este paso previo a su ordenación presbiteral.
Formación
Inició el 12 de enero de 2013 su formación, específicamente el propedéutico, en Managua, Nicaragua. Ahí también el postulantado, en la Solemnidad del Inmaculado Corazón de María, el 8 de junio de 2016.
En el año 2017 realizó su etapa de Noviciado, pero en Guatemala. Su primera profesión la hizo el 1 de enero de 2018, en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, Municipio de Mixco, zona 8. El 11 de noviembre de 2023 hizo sus votos perpetuos en la Ciudad de San Salvador, en la Parroquia Corazón de María, y el pasado sábado 15 de marzo, su Ordenación Diaconal en la Parroquia del Santuario Nacional del Corazón de María, Panamá.

Triple servicio
- Servidor de la Palabra
Como Claretiano ha de ser servidor de la Palabra, siguiendo el ardor apostólico de San Antonio María Claret, proclamándolo con fidelidad y valentía, el Evangelio.
- Servidor de la Caridad
El diaconado también es un ministerio de caridad. Como Claretiano, la vocación misionera llama a salir al encuentro de los más necesitados, y a responder con generosidad.
- Servidor de la Liturgia
El diácono tiene una función especial en la celebración en la liturgia, ayudando a la comunidad a encontrarse con Dios: “cree lo que lees, enseña lo que crees y practica lo que enseñas”.