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El Evangelio y los evangelios

El Evangelio y los evangelios

Cuando Jesús se fue no dejó ningún manual o texto escrito a sus Apóstoles, sólo la orden de predicar, es decir, anunciar oralmente el Evangelio. También les prometió el Espíritu Santo, para que a la luz de la Resurrección, pudieran recordar fielmente sus palabras y hechos.

Al principio el Evangelio de Jesucristo estaba en los labios y en los corazones, pero todavía no existían los evangelios. Eso demuestra que el cristianismo no viene primero de un libro, sino de la Palabra viva transmitida por los testigos del Señor.

Los cuatro evangelios no fueron los primeros escritos cristianos. La mayor parte de las cartas de Pablo, quizá todas, fueron redactadas antes, probablemente a partir del año 51. Después aparecieron los cuatro evangelios, empezando con el de Marcos, año 64-67 y terminando con el de Juan, entre el año 95-100.

Los primeros tres evangelios: Mateo, Marcos y Lucas tienen un plan muy parecido y muchos episodios en común. Los conocemos como los evangelios sinópticos.

El Evangelio según Mateo fue escrito por un judío; sus relatos son breves pero solemnes. Es el más doctrinal de los tres sinópticos y se dirige, en primer lugar, a los cristianos judíos de palestina.

Se cree que Marcos es Juan Marcos, el intérprete del apóstol Pedro, de quien se habla mucho en el Evangelio. Para Marcos la Iglesia es el nuevo Israel.

Lucas era médico y fue compañero de Pablo. Es el único evangelista que no era judío. Tampoco escribió para los judíos, sino para la gente culta del mundo griego.

Como lo vemos, hay un solo Evangelio, pero se expresa en cuatro formas; hay un solo Señor, pero tenemos de Él cuatro retratos vivos, que exigen una respuesta nuestra.