El mejor regalo en esta Navidad

El mejor regalo en esta Navidad

¿Y si en vez de pedir, das? ¿Y si tu compañía es el regalo esperado por alguien que se siente solo? Son preguntas al aire en esta Navidad.

Karla Díaz

Navidad… época especial, sentimientos encontrados, tristezas, alegrías y recuerdos se mezclan en estas fechas en las que predominan los obsequios, el compartir y  el agradecer…

Definitivamente esta época, todos la vivimos de manera diferente, por lo que a través de este escrito quisimos llevarles a ustedes, queridos lectores, el sentir de 3 personas que reciben con ilusión lo que para ellos es… “el mejor regalo de Navidad”.

Verónica Mujica –Migrante
“Mi mejor regalo de Navidad ha sido tener a mi hija conmigo, y pido a Dios mejores días para todos mis hermanos venezolanos”.

Cerré los ojos y fui dejando todo atrás

Cuando le pregunté a Verónica Mujica, una mujer venezolana, valiente y emprendedora  que conocí a través de las redes sociales, ¿Cuál es para ti el mejor regalo de Navidad?… Me contestó inmediatamente : “Mi regalo de Navidad lo recibí el 24 de noviembre cuando pude finalmente traer a mi hija desde Venezuela”…

Sentí un apretón en mi corazón, y le dije, cuéntame más. Verónica me comentó que su hija se quedó sola en su país natal con 16 años, ya que ella, su mamá, tuvo que partir y emigrar por la dura situación que viven allá.

Itzel Almengor – Casa Hogar Buen Samaritano
“Navidad es ser la familia de cada uno de los residentes, y ellos experimentan ese cariño especial, que muchas veces hace falta”.

“En Venezuela  dejé todos mis esfuerzos, mi profesión, dejé a mi hija y me vine para acá sin saber qué me deparaba el destino, pero estoy feliz de las cosas que he vivido en este hermoso país que adoro, Panamá”, dijo.

Agregó que ha sido y seguirá siendo una lucha fuerte el poder salir adelante. “Hice cosas que jamás pensé que haría, descubrí habilidades que tenía y no lo sabía, y hoy a pesar de la presión y la necesidad, me siento satisfecha”.

El dejar a su hija no fue el único acontecimiento que Verónica tuvo que soportar estando lejos, pues también perdió a sus padres en este tiempo y no pudo despedirles…   “No pude ir a su despedida de este mundo,  pero sé que están en una mejor vida, y siempre pondré en práctica todas las cosas buenas que nos enseñaron”.

Con su regalo de Navidad adelantado y el abrazo caluroso de su hija pide a Dios que todos sus hermanos venezolanos puedan volver algún día a una patria libre, y terminar todos los proyectos que hayan dejado inconclusos, además de reunirse con sus seres queridos.

Finita Rodríguez – Dirigente Cursillista
“Para mí, el auténtico regalo de Navidad es poder celebrar la cercanía de Dios en nuestras vidas. Su presencia a través de la cotidianidad”.

“Mientras eso sucede, también le pido a Dios que nos ayude a madurar con las lecciones que  nos ha dado la vida, con la experiencia de ser migrantes, que nos llenemos de más amor y empatía para el prójimo y que  todos alcancemos nuestros sueños.  Que Dios bendiga a todos los niños de mi país y del mundo”, puntualizó.

Ser hogar y familia para quien lo necesite

Itzel Almengor, asistente del padre Domingo Escobar en la Casa Hogar Buen Samaritano, destaca que el mejor regalo de Navidad es poder compartir con cada unos de los residentes ese sentimiento de familia,  que muchas veces hace falta.

“A nivel de Casa Hogar,  Navidad es ser  la familia de cada uno de los residentes, pues ellos experimentan  ese sentir  a través  de ese cariño especial. Nosotros  no somos ajenos a lo que están viviendo ellos, porque tenemos que vivir esa realidad, pero tratamos de ser ese hogar, esa familia que ellos necesitan en este tiempo de Navidad”, destacó.

Agregó que inclusive en este tiempo de pandemia, han vivido la Navidad, pues no han dejado de recibir donaciones de personas desinteresadas que han compartido de lo que tienen para donarlo a quienes lo necesitan. “Navidad es pensar en el prójimo, pensar en ese niño Jesús que nació en ese pesebre,  y en esas personas que están actualmente viviendo en esa misma situación”, puntualizó.

DAR EN VEZ DE RECIBIR. De lo que Dios nos ha dado, compartir con el hermano.

Viví la Ultreya de Navidad en compañía de mis amigos

Un mes y medio pasó desde aquel 13 de septiembre del año en curso, fecha en que hospitalizaron a Finita Rodríguez, dirigente cursillista, debido a serios dolores en la cadera y las piernas.

“Fue un tiempo muy difícil para mí; estar en ese hospital sola, con los dolores y con un pronóstico que, en su momento, no fue para nada alentador. Debían operarme de la vértebra cervical o quedaría postrada en cama de por vida”, señaló.

En ese momento, comenta Finita, le pidió a Dios que aumentara su fe y que tuviera misericordia de ella, y el Señor le dio lo que esperaba.  

“Nunca pensé que vería el rostro de Jesús en mis familiares y amigos del Movimiento de Cursillos; me sentí muy querida, muy apoyada”.  

NAVIDAD. Hacerse una familia es lo que se vive en la Casa Hogar el Buen Samaritano

Agregó: “Gracias a Dios salí muy bien de mi operación, y aunque la recuperación ha sido lenta, con terapias y mucha ayuda, estoy feliz de haber compartido en este tiempo la esperada Ultreya de Navidad, que celebramos en nuestro Movimiento, con mis amigos, con esas personas cercanas que se unieron a mí en mi dolor y en mi estancia en el hospital, a través de las oraciones y de muchas otras formas”.

Para Finita , esa cercanía, ese apoyo espiritual a través de la oración, el estar pendientes, ese amor de comunidad,  ha sido su mejor regalo de Navidad. “Haberme levantado de esa cama, estar viva, despertar y sentir el cariño de mis hermanos, es mi mejor regalo”, acotó.  

Y sí, es este el auténtico regalo de Navidad: comprender que celebramos la cercanía de Dios, la alegría y el dolor, el amor y la traición, la carencia de bienes materiales… Sabemos que Jesús es Dios con nosotros, no porque nos llene de dinero o de salud, sino porque ha vivido lo mismo que ahora experimentamos nosotros y le ha dado un sentido sobrenatural, divino, a nuestra abundancia y carencia, a nuestra salud y a nuestra enfermedad. Ahora tenemos a Dios en nuestras vidas y, por eso, con o sin regalos, podemos decir ¡Feliz Navidad!