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El trabajo como medio de vida

El trabajo como medio de vida

El salario de Pablo no debió haber sido muy alto, pues él tenía que trabajar “de día y de noche” para poder vivir sin depender de los otros. Pablo habla de cansancio provocado por el trabajo manual y de “vigilias”, es decir, horas extras. Pero aun haciendo vigilias pasaba necesidad. No tenía dinero ni para comprar comida ni ropa: nos habla de hambre y desnudez. Vivía como un “indigente”.

Una de las causas del salario insuficiente de Pablo era estar viajando siempre y no tener un domicilio fijo. En la mayoría de los lugares por donde pasó. Pablo debió haber vivido de algún empleo conseguido en alguno de los talleres establecidos junto al mercado. Por eso no lograba poner un establecimiento propio, tener una clientela estable ni hacerse de fama profesional que le pudiera atraer a los compradores de tiendas.

En Corintio consiguió empleo con Aquila y Priscila. En Éfeso, en donde pasó tres años, parece no tuvo tanta suerte, pues escribía a los corintios: “Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos”. De todos modos, Pablo en Éfeso “enseñaba diariamente en la es-cuela de un tal Tirano”.

La enseñanza diaria se hacía entre las 11 de la mañana y las 4 de la tarde, es decir, durante la hora del almuerzo y del descanso. El resto del tiempo tenía que trabajar en el taller, desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche.

No tenía otras fuentes de ingresos, a no ser de una ayuda que recibía de la comunidad de Filipos. Cuando era necesario, él sabía hacer una colecta y pedir dinero, pero no para sí, sino, para los otros, los pobres de Jerusalén. De esa manera ha-cía que compartieran.