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Encontrar mi lugar en este universo

Encontrar mi lugar en este universo

Debemos buscar un marco de referencia que permita dilucidar las ideas y la finalidad que buscamos en nuestra vida. De esto depende cuál será nuestro destino eterno después de la muerte.

Roquel Cárdenas

Es posible que no tengamos tiempo de pensar en dónde me encuentro y hacia dónde me dirijo. Es curioso que al preguntarles a las personas dónde piensa que se encuentran, hacia dónde se dirigen o cómo se visualizan en los próximo diez años, en muchas ocasiones se muestran sorprendidas.

Estamos probablemente envueltos en lo inmediato, lo que tengo que hacer hoy y tal vez mañana. Podemos compararnos con aquellos jugadores que, en el fragor del partido, no distinguen si los están haciendo bien, si se están coordinando, si tienen una estrategia. Para eso cuentan con un entrenador que desde afuera ve sus actuaciones, que durante un tiempo fuera les da un pantallazo de lo que ellos mismos estaban haciendo, para mejorar su rendimiento. 

Tenemos tantas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlo, que perdemos la capacidad para pensar de manera clara y rápida como uno normalmente lo hace. Podemos sentirnos desorientado y tener dificultad para prestar atención, recordar y tomar decisiones.  Sufrimos alteración en nuestras capacidades mentales que genera pensamientos confusos y una disminución de nuestra conciencia sobre nuestro entorno. Podemos llamar a esta pérdida de la capacidad para distinguir por medio del intelecto, una cosa de otra, o varias cosas entre ella, falta discernimiento.

Uno de los factores para entrar en ese estado de especie de frenesís o ímpetu desproporcionado por hacer cosas, sin pensar mucho en ello, es la falta de paz. El mejor antídoto para este veneno es la oración tranquila y sosegada.

Será una lucha que valdrá la pena emprender, porque nuestro ánimo nos llamará a la acción, mientras nuestro espíritu nos llamará a la oración y estaremos como dividido. La razón le grita al corazón ¿qué haces aquí quieto cuando tienes tantas cosas que hacer? y el corazón le susurra a la razón… serénate y contempla a tu Señor. Les puedo asegurar que después de la lucha y que triunfe la oración, todo lo veremos más claro.

Cuando vemos las cosas más claras es importante hacer un plan, para no volver a lo mismo.

Cuando vemos las cosas más claras es importante hacer un plan, porque definitivamente queremos mejores resultados, no queremos volver a lo mismo de siempre. Es natural que deseamos mejora como personas y obtener los frutos que aspiramos.

Para poder hacer eso debemos buscar un marco de referencia que permite dilucidar las ideas y la finalidad que buscamos en nuestra vida. De esto depende no solo el éxito en nuestra vida terrena, sino también cual será nuestro destino eterno después de la muerte. Con honestidad debemos preguntarnos ¿tengo un marco de referencia que me guíe? y si lo tengo ¿cuál es ese marco de referencia que guía y define mis actuaciones?

Para nuestro andar, definitivamente la Palabra de Dios es lámpara que guía nuestro camino.

«Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón». Hebreos 4,12.

Comparemos nuestra vida terrena como una competencia de natación en un inmenso río en el que tenemos la opción de nadar a favor de la corriente o en contra de ella. Lo lamentable de ello es que cuando nadamos contra corriente no solo no avanzamos o avanzamos poco, sino que al final descubriremos que la meta estaba para el otro lado.

La Palabra no viene a condenarnos, sino a indicarnos lo que probablemente antes no veíamos con claridad, que a pesar de las apariencias nos estamos hacienda daño a nosotros mismos. Debemos estar convencido que lo mejor que nos puede ocurrir es que decidamos poner en práctica las enseñanzas bíblicas.

«No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica». Santiago 1,22.

En este tiempo, tome un momento para detenerse a orar, meditar y leer la Biblia y confrontar su vida con la voluntad de Dios.