Ante la realidad de la era digital, veintisiete sacerdotes, formadores de la región, reafirmaron en Panamá su misión de acompañar las vocaciones con espíritu de buen pastor.
Por Marianne Colmenárez
El Seminario Mayor San José, de la Arquidiócesis de Panamá, fue sede del encuentro de formadores de los seminarios de Centroamérica y México, conocido como OSCAM. Del 2 al 6 de noviembre, veintisiete sacerdotes participaron en jornadas de formación y reflexión sobre los retos actuales que enfrentan los jóvenes llamados al sacerdocio.
El padre Luis Núñez, rector del Seminario, informó que esta experiencia se realiza cada dos años en distintos países de la región.
“Nos reunimos los sacerdotes formadores de los seminarios para seguir creciendo en nuestra misión. Los participantes profundizaron en temas que hoy marcan la vida de la Iglesia”, dijo.
Entre ellos destacó el impacto de las redes sociales y la inteligencia artificial en la formación de los futuros sacerdotes. “Hemos visto que es una realidad que no podemos negar, sino que vamos evaluando para seguir acompañando”, señaló el rector panameño.
Para ello, tuvieron como conferencista invitado a monseñor José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, quien presentó, de manera virtual, una mirada pastoral sobre el uso responsable de la tecnología.
Los formadores reconocieron que las nuevas plataformas digitales influyen en la manera de pensar, sentir y comunicarse de los seminaristas. Por eso, el encuentro se centró en cómo acompañar a los jóvenes en este entorno cambiante sin perder la profundidad espiritual y humana que requiere la vocación sacerdotal.

El arte de acompañar con paciencia y esperanza
En otra de las ponencias, el psicólogo panameño Carlos De León, acompañante de seminaristas, abordó la realidad de los jóvenes que hoy ingresan a los seminarios. Expuso la necesidad de acoger sus heridas, sus historias familiares y sus búsquedas personales.
Asimismo, la necesidad de fortalecer la madurez humana, saber acompañar con paciencia y ayudar al joven a descubrir la vocación a la que Dios lo llama.
Los asistentes compartieron sus experiencias en grupos de trabajo, donde analizaron los desafíos que viven en sus países, para acompañar procesos formativos en contextos tan diversos como los de Honduras, Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Panamá. Nicaragua no pudo participar este año por la situación política que atraviesa.

Comunión y fidelidad a la Iglesia
Durante el encuentro, el nuncio apostólico en Panamá, monseñor Dagoberto Campos Salas, exhortó a los formadores a fortalecer la comunión eclesial desde los seminarios y a cultivar en los futuros sacerdotes el amor al Papa y la fidelidad a la Iglesia.
También participó monseñor Edgardo Cedeño, obispo de Penonomé y padre sinodal, quien reflexionó sobre la formación sacerdotal en clave de comunión y servicio.
En la agenda se incluyó la revisión de los estatutos del OSCAM, sin que se registraran cambios en esta ocasión.
La próxima edición del OSCAM se celebrará en Honduras, en septiembre de 2026, con la participación de seminaristas de las distintas etapas formativas.
Una misión nacida del amor de Cristo
La misa de clausura estuvo presidida por el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, quien destacó la vocación del formador como una tarea que nace del corazón de Cristo.
“Ser formador es participar en la alegría del Dios que busca, encuentra y se alegra. No puede resignarse a que alguien se pierda, a que un corazón se apague o a que una vocación se extravíe”, afirmó.

Agregó que, un verdadero sacerdote debe convertirse en puente y no en muro, en servidor y no en dueño.
“Muchas veces, nuestra tarea será silenciosa e, incluso, incomprendida, pero es precisamente en ese silencio donde nuestros servicios se unen a Cristo, el maestro que forma con su ejemplo, que enseña con su vida y que salva con su muerte”, destacó al final de su homilía.
