Los católicos parece que nos contentamos con ganar adeptos. Personas que cumplen estrictamente con lo mandado: mandamientos, rituales, devociones, alguna obra de caridad para contentar el alma. Debemos escuchar y hacer valer esas palabras de Jesús que han quedado resonando en la historia: “ven y sígueme”. El Reino no necesita adeptos, necesita seguidores. Con solo…