Este enfoque de la Ecología Integral que subyace en Laudato si, debe ser asumido por toda la Iglesia, como dimensión constitutiva de la tarea evangelizadora.
A este conclusión llegaron en este seminario en el que dialogaron sobre la necesidad de que cada diócesis considere el establecimiento de una Comisión o Pastoral de Ecología Integral que ayude a la comunidad a cuidar la creación de forma activa.
Alirio Cáceres Aguirre, diácono colombiano del Departamento de Justicia y Solidaridad de Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), junto a su equipo viene recorriendo países de Centroamérica para dar a conocer el programa de Ecología Integral que el CELAM y CARITAS de América Latina y el Caribe, desarrollan conjuntamente.
Del 20 al 22 de julio se reunieron en Rio Hato en donde evaluaron las estrategias orientadas a promover una cultura del cuidado de nuestra casa común, basadas en el mensaje de la Encíclica Laudato sí.
Este documento del papa Francisco nos explica que la Ecología Integral supera la concepción de la ecología referida solo a los animales y las plantas, sin considerar al ser humano y sus búsquedas existenciales.
Cáceres señala que este taller corresponde al proceso de preparación que viene teniendo cada país hacia la Red Eclesial Mesoamericana (REMAM), por medio de la cual la Región de Centroamérica y México potencia su compromiso de cuidado de la casa común, desde las características particulares de los ecosistemas que conforman su territorio.
Esta visita ofreció acompañamiento y promoción de redes territoriales en torno al agua, que siguiendo el “modelo REPAM” basado en la experiencia de la Red Eclesial Pan Amazónica, impulsan una manera novedosa de evangelización inculturada y de pastoral de conjunto.
Para Alfonso Waterman, ingeniero agro forestal y representante de la diócesis de Colón, este espacio fue valiosa para entender con mayor amplitud el enfoque que se debe tener en los proyectos. “La Ecología Integral, siempre incluye al ser humano y su dimensión espiritual, cultural. Existe la necesidad de crear una Pastoral Ecológica, en la que trabajemos la problemática ambiental de Panamá”.
Maribel Jaén de la Comisión de Justicia Paz de la Arquidiócesis de Panamá afirmó que nadie en la Iglesia puede ser indiferente ante el grito de nuestra madre tierra, se necesita que las parroquias, escuelas, universidades y la misma familia den testimonio de una cultura ecológica que ama y defiende toda vida humana, toda la creación. “Es en el hogar donde se cultivan los primeros hábitos” agregó.
