Durante varias entregas, en nuestro semanario, mostraremos los diferentes proyectos que lleva a su cargo esta fundación que educa, apoya y empodera a los hombres y mujeres de la comarca Ngäbe Buglé.
Por Karla Díaz
Vulnerabilidad y pobreza son algunas de las características de la realidad socioeconómica que enfrentan cientos de familias en el distrito de San Félix, en la provincia de Chiriquí. Una situación que al pasar de los años se incrementa, ya que los residentes no cuentan con un soporte económico que les permita subsistir, ni siquiera para sus necesidades básicas.
Mirando esta realidad y como una respuesta a estas necesidades, nace la Fundación Nuestra Señora del Camino, una organización sin fines de lucro y de carácter social que trabaja por el desarrollo humano a través de programas, sobre todo en la comarca Ngäbe Buglé.
Uno de estos es el de Desarrollo Agrícola, que nació con el fin de ayudar a los productores de la etnia ngäbe a integrarse al desarrollo social y económico del país, en este caso particular con la siembra de café producción robusta mejorado, a escala comercial.
“Ya son 3 años trabajando con los productores, y de hecho ya se realizó la primera cosecha que fue vendida en su totalidad, lo que para ellos significa una fuente de ingreso familiar. En este proyecto se están atendiendo 81 productores y sus familias que suman casi 600 personas”, dijo Rosa Moreno, directora administrativa de la fundación.
Son un equipo que fortalece las capacidades de las comunidades más vulnerables de la comarca Ngäbe Bugle, promoviendo la equidad, el desarrollo sostenible y la preservación cultural.
Desarrollo y sostenibilidad
El ingeniero José Erhman es el encargado del proyecto de desarrollo agrícola, con el cual asegura los productores cambian el rol de su protagonismo y empiezan a ver la perspectiva de desarrollo de ingresos.

“Nosotros incorporamos rubros como achiote y café. En estos momentos estamos con la integración de unas 50 hectáreas de café ya sembradas, de las cuales ya se vendieron 60 quintales de producto en la primera cosecha. Y en un año incorporaremos muchos más productores para que inicien ese proceso con miras a desarrollar una estrategia de generar recursos”, aseguró Erhman.
Agregó que estas alternativas nos muestran que el desarrollo agrícola, en la comarca, pueden ser incorporadas de una manera más formal siempre y cuando tengan las pautas y las perspectivas para que los productores vean un desarrollo efectivo. Cuentan con un equipo que proporciona asistencia técnica actualizada para que aprendan y desarrollen la agricultura estratégicamente.
“Cuando llegué y me incorporé a este equipo, sentí que había una necesidad muy latente y que había que apoyar. Por eso, buscamos la manera de que estos proyectos se mantengan y sean sostenibles. Gracias a ello, me siento satisfecho, contento de lograr estos objetivos de manera muy formal, con lo cual ayudamos a la gente a cambiar su estatus social”, puntualizó.

Para lograr los objetivos de este especial proyecto se brinda asistencia técnica para el incremento de la producción agrícola, para la generación de ingresos, talleres de diagnóstico y elaboración de planes de producción. Además, capacitaciones en conservación y uso racional de suelos, manejo integrado de plagas y manejo de recursos naturales, dotación de herramientas e insumos, mejora en el área de producción (sistema de riego) y apoyo en la comercialización local.
Desde el año 2022, el programa agrícola liderado por el Ing. Ehrman, ha visto el trabajo conjunto de las cooperativas Chi Mutu Dobo, Bondubdi y Nubí, un esfuerzo que ha sido clave para mejorar la calidad del cultivo y fortalecer la organización comunitaria.
La primera cosecha de café robusta mejorado simboliza el esfuerzo colectivo de las comunidades, aliados y la fundación. Este programa, financiado por instituciones como Petroterminal de Panamá, Focus Central América y Fundación Felipe Motta, promete continuar generando ingresos sostenibles y fortaleciendo el tejido social de la comarca.
¿Y cómo nace la fundación?

En el año 2005, el Padre Adonaí Cortés Elisha, S.J., inició la remodelación de las instalaciones que servían como internado para jóvenes indígenas en San Félix. Así surgió, primero, un centro de capacitación y formación dirigido al desarrollo de conocimientos y habilidades para asegurar la alimentación y mejorar la generación de ingresos de la población indígena en situación de pobreza y pobreza extrema.
Posteriormente, se establecieron los programas sociales de protección orientados a grupos de atención prioritaria, tales como: mujeres embarazadas, adultos mayores, jóvenes y ahora con el tema del agro.
“En la fundación apostamos por ello, porque creemos en que estas comunidades pueden salir adelante por sus propios medios”, señala el padre Adonai.