,

Fríos e indiferentes ante el sufrimiento del otro

Fríos e indiferentes ante el sufrimiento del otro

Todos los días al ir al colegio, a la universidad o al realizar nuestras actividades nos topamos con personas durmiendo en las calles, con mujeres, niños y hombres que te piden una moneda y a veces algo para comer.

Quizás esta situación a varios les impacte, o les llame a un instante de reflexión, pero al final es parte del día a día, lo asimilamos como algo normal que sucede.

Triste pero cierto, al igual que nos parece normal ver en las redes sociales noticias sobre personas muriendo de hambre en muchas zonas del planeta, niños y jóvenes separados de sus familias o tratados como objetos sexuales, víctimas de violencia de género, ciento de inmigrantes huyendo de la pobreza y de la guerra.

Lo que pasa en Rusia o en Tailandia se sabe en segundos en Panamá. A diario podemos enterarnos de cualquier acontecimiento y pareciera que esta inmediatez es la que nos enfría el corazón y nos va transformando en seres insensibles.

Hace un par de años subieron a las re-des sociales un video que muestra a una mujer que se arroja desde un puente a una autopista en China, sin que ninguno de los vehículos que pasaban por su lado se detuviera. Este caso causó gran indignación en ese momento, ya hoy ni se recuerda.

La socióloga Maribel Jaén señala que esto sucede porque vivimos en una cultura donde se hace mayor énfasis al “tener” más que al “ser”, “vivimos en sociedades orientadas al consumo, donde refuerzan patrones hacia el individualismo.

Agrega que los medios de comunicación social muestran diariamente noticias relacionadas a la violencia y la pobreza. “Lamentablemente vemos un asesinato o un robo como algo que es parte de nuestra vida cotidiana, los me-dios no tratan de recuperar otros valores, como la solidaridad que sí existe en la sociedad panameña”.

¡Yo no puedo hacer nada!

Claro está que no puedes diariamente dar limosna, eso definitivamente no va a solucionar el problema. El dinero que poseemos también es insuficiente para solucionar tantas necesidades existentes, esa colaboración para que ese niño, mujer, o ese hombre que pide ayuda, le puede alcanzar para comprar algo para vivir ese día. Y entonces, ¿cómo podemos cambiar esta situación?