Eduardo Soto P. – esotop29@gmail.com
El periodista le pregunta a la dueña de la funeraria por qué tiene tantas urnas con nombres en su oficina, si acaso está cuidando las cenizas de todas esas almas que ya partieron. Ella lo mira entrecerrando los ojos, mientras algo que parece una sonrisa le atenúa el gesto duro del rostro: “ellos me cuidan a mí”, dice con dulzura.
Y tiene más cuidadores de lo normal. El número de servicios se ha multiplicado, más por la velocidad a la que hay que hacerlos, que por la cantidad de casos.
Es que vivimos tiempos diferentes a los acostumbrados, y hasta para el dolor hay que cambiar las formas, “y toca correr”, según explica Ivón De la Cruz, socia en la funeraria “Resurrección Divina”. “La emergencia sanitaria ya no nos da mucho tiempo para llorar”, explica.
“A los familiares solo se les están entregando los partes clínicos, y les han dicho que después que pase todo esto se hará la declaración del Tribunal Electoral”, señaló De la Cruz.
La solución a la que están recurriendo las familias es a la cremación, pues es un trámite menos engorroso y más rápido.
Según explica Ivón, la mayoría de las familias salen de la sala de cremación directo a los cementerios, “sin misas ni culto”, pero hay personas que piensan diferente.
La fe
Es que los católicos no son de dejar ir a sus difuntos sin orar, sin interceder por su alma para que Dios les perdone sus faltas y les permita morar con Él en el Cielo.
Así que, a pesar de las restricciones, algunas familias recurren a sus parroquias buscando despedir a sus seres queridos.
Un lugar que es muy solicitado para este tipo de servicio litúrgico es el templo dedicado a Nuestra Señora de Lourdes, en Carrasquila, ciudad capital.
El párroco del lugar, Alejandro Goulbourne, ha estado bastante ocupado con eso esta semana.
“Solo permito 5 deudos en la ceremonia, y sentados lejos unos de otros”, señaló el presbítero.
Sus reflexiones no pueden estar desconectadas de lo que está pasando, así que aprovecha para consolar al tiempo que les ayuda a los familiares a dar gracias a Dios.
“Reconociendo la realidad que estamos viviendo, les digo que por encima de todas las dificultades está la Misericordia de Dios, y que ese amor de Dios sirve de bálsamo, y nos ayuda a superar el dolor”, indicó el sacerdote.
Y añade: “Es un momento para que como familia también nos unamos a tantas familias que no han tenido la oportunidad de velar a sus muertos, porque mueren por coronavirus y no pueden ni despedirse de ellos”.
Por eso hay que “ver la mano de Dios en todo esto. Más que pensar en nosotros, pensemos en toda esa gente que no ha tenido ese espacio de decirle hasta luego a sus familiares”.
PROTOCOLO
El Ministerio de Salud es la entidad que ha marcado las pautas para el tratamiento de los difuntos. Tanto los que murieron afectado por el COVID-19, como aquellos que fallecieron por causas naturales o distintas a esta enfermedad.
A continuación, un resumen de estos lineamientos oficiales:
• Autopsias. No se están realizando a las personas sospechosas de muerte por COVID-19, ante posibilidad de contagio de los médicos patólogos.
• Bolsas especiales. Dentro del ataúd, el cuerpo siempre estará dentro de una bolsa, si el fallecimiento se debe a coronavirus. No se permite contacto de los familiares.
• 5 personas. Es el máximo de personas en un funeral, mientras dure el toque de queda. Solo se permitirá que acudan aquellas personas que están dentro del primer grado de consanguinidad o afinidad.
• Mascarilla. Todos los presentes en las exequias deben usar mascarilla quirúrgica, y durante la ceremonia deben guardar un metro de distancia entre uno y otro.
TESTIMONIO
Un periodista que ha estado cubriendo el tema de los funerales y el tratamiento a los difuntos, es Emilio Batista, de TVN Noticias.
En un aparte de sus labores diarias, Emilio conversó con los seguidores de este periódico digital católico, explicando los hallazgos que ha hecho en sus investigaciones.