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Ganar su corazón y hacerles más dependientes de Dios

Ganar su corazón y hacerles más dependientes de Dios

Unos 150 catequistas y miembros de las distintas pastorales de la diócesis, asistieron al VI Encuentro de Catequesis cuyo tema fue “Espiritualidad del catequista”, enmarcado en la Jornada Mundial de la Juventud.

Con la actividad se buscó formar a los catequistas, ya que son ellos los que sirven como guías de los niños y jóvenes de las comunidades, por lo que tienen que estar preparados primero con ellos mismos, para poder proyectar a ese Jesús que conocen.

El mal tiempo y la incesante lluvia no amedrentó a los catequistas y a sus líderes, que cada año disfrutan de una jornada de convivencia y formación.

Las pastorales juveniles, de salud, misioneros, delegados, entre otras, asistieron a este encuentro donde la mayoría eran del área norte de la provincia, como Río Indio, Toabré, Chiguirí Arriba, y Olá, explicó Aurea Real, Coordinadora de catequesis de la escuela Niña María de Churuquita Chiquita.

También se contó con la visita de Monseñor Edgardo Cedeño, Obispo de la diócesis, quien animó y agradeció a los participantes por su entrega a la Iglesia.

“Los catequistas y los formadores de la fe de los más pequeños han de trabajar a favor de lo que Dios ya hace en los niños, y deben caer en la cuenta de que los sentimientos de los niños son el primer paso para hacerles dependientes de Dios. Los niños no solo tienen capacidad de Dios, tienen vivencias”, dijo el Obispo.

El Padre William Segura fue el expositor del encuentro, y conversó sobre el direc-torio general para la catequesis; algunas características básicas para el cristiano, la experiencia de la conversión, la fe, esperanza, el amor, y mucho más.

“La catequesis tiene que ser integradora, es decir, conocer la Palabra de Dios y saber anunciarla, celebrarla en la liturgia, principalmente en la Eucaristía, y los demás sacramentos”, manifestó.

Las exposiciones incluyeron los peligros, errores y tentaciones de un agente evangelizador, como el conformismo, el no querer formarse, no vivir la vida sacramental, no comprometerse en la oración y no sentirse iglesia.