En los medios de comunicación vemos y escuchamos del protagonismo de los jóvenes en actos delictivos y de violencia. Por ejemplo, muchachos implicados en robos, asesinatos, estafas, violaciones, pandillerismo, narcotráfico, entre otros delitos. ¿Pero cuál es realidad o el porcentaje de chicos y chichas implicados en estos actos delictivos?
“Las cifras no concuerdan; cada entidad maneja su número, y no existe un estudio científico serio que dé una perspectiva de la situación, pero sería aproximadamente entre 10% a 11% de los jóvenes que se encuentra atrapados en algunos de estos flagelos”, relató director del Centro de Custodia Arco Iris, Ramón Alemán Arias.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República, la proyección de la población joven hasta el 2019 alcanzaría 1 millón 023 mil 935 jóvenes entre las edades de 15 a 29 años.
Aplicando las estadísticas de 2013 del documento Juventud en Cifra del Ministerio de Desarrollo Social, la población detenida para ese entonces era de 63 mil 753, de los cuales 21 mil 461 eran menores de 19 años; de 20 a 24 años se detuvieron 9 mil 995 jóvenes; y de 25 a 29 fueron 8 mil 646.
Esto hace un total de 40 mil 102 jóvenes entre los 14 a 29 años, lo ILUMINAR. A la Iglesia le corresponde acompañar y dar luz a los jóvenes. No criticarlos. que representa el 5% del número en perspectiva con la población de jóvenes que detalla el Censo del 2010 que alcanzó los 846 mil 902.
De acuerdo con cifras del Órgano Judicial en el 2018, con la aplicación del Sistema Penal Acusatorio, ingresaron al sistema 13 mil 456 casos de hechos delictivos relacionados a adolescentes que oscilan entre los 14 a 17 años. Entre los casos en los que más incurren los jóvenes son: el hurto, el robo, estafa, contra la libertad e integridad sexual, drogas, y homicidios, entre otros.
El director del Centro de Custodia de Adolescentes defiende a los menores de edad y plantea que “los medios de comunicación hacen ver que son los menores los que están acabando a la sociedad, pero según las cifras son los adultos.”
Para Alemán Arias las cifras en los jóvenes adultos son más altas que la de los menores, y atribuye entre las causas que llevan a los jóvenes a delinquir las siguientes: la deserción escolar, la separación de los padres de familia, la pobreza, los medios de comunicación y el consumismo, el desempleo, los vicios, la violencia intrafamiliar, las pandillas, entre otros.
“A estos jóvenes que Dios no hace basura; por lo tanto, ellos nos son basura”, expresó. Y agregó,: “como sociedad somos muy hipócritas en nuestro país. Hay personas extremadamente ricas y extremadamente profesionales para solucionar el problema, además los gobiernos no les han prestado la debida atención”.
Hay que meterse
El padre Justo Rivas asesor de Pastoral Juvenil, expresó que la cantidad de jóvenes es preocupante y que lo que se debe hacer como Iglesia “es escuchar y meterse en la realidad humana de estos jóvenes, sin hacer ningún tipo de juicio contra ellos”.
“Sabemos que la pedagogía de la Fe nunca ha sido el inmediatismo, pero si la accesibilidad al ser humano”, resaltó. Plantea que el enemigo más grande de las personas que entran en el tema de la delincuencia son los problemas familiares, el vacío afectivo, el tema económico y el hambre.
Para el sacerdote la oferta para los jóvenes debe ser integral, haciendo alianza con la empresa privada, asociaciones empresariales, para poderles ofrecer una alternativa laboral a los jóvenes y al no lograrlo, esto último se convierte en un obstáculo para poder sacar a los jóvenes de la delincuencia y propiciar una resocialización efectiva.
“A ellos hay que sacarlos del entorno que les ofrece las mismas tendencias, vicios y amistades; hay que darles seguimiento”, destacó el padre Rivas.
“La oferta del mundo son condicionantes, mas no determinantes. Conozco jóvenes que han podido vivir esas situaciones y han podido salir adelante. El problema es multidimensional no es de una sola dimensión”, recalcó.
Una luz, una oportunidad
La Fundación Jesús Luz de Oportunidades brinda su aporte para la reinserción de muchos de estos jóvenes. Zurisadai Mendoza, Coordinadora del Equipo Técnico de esta ONG concuerda que el trabajo con los jóvenes debe ser integral y que no existe un estudio detallado sobre el tema.
Para la labor que ellos realizan cuenta con 16 especialistas técnicos que trabajan en el área de proyecto, entre ellos: psicólogos, trabajadores sociales, reclutadores y líderes espirituales.
Explicó que esta organización, sin fines de lucro, está conformada por empresarios, profesionales y representantes de la sociedad civil, que trabajan por la reinserción de los jóvenes de riesgo social y además sostienen este proyecto, al igual que las donaciones y el respaldo de las autoridades del gobierno.
En la actualidad cuentan con 1026 jóvenes que han sido capacitados y colocados en un trabajo. Los jóvenes llegan a la Fundación a través de alguna referencia de las autoridades gubernamentales, o a través de algunos líderes espirituales que los refieren. El perfil de muchos es porque han estado privados de libertad o pertenecían a alguna pandilla o son jóvenes que viven en área de riesgo social.
Mendoza explicó que el nivel de reincidencia es muy bajo entre dos o cuatro jóvenes, pero que esto es parte del proceso y nunca se les cierra las puertas a los que caen otra vez. Resaltó que uno de los obstáculos que se encuentra es el abuso de drogas. “Nosotros tenemos grupos de apoyo que atienden dependiendo del tipo de consumo, si es una persona que tiene mucho tiempo consumiendo lo referimos a narcóticos anónimos.