Héroes de blanco y azul

Héroes de blanco y azul

Meredith Serracín

Ellos no son inmortales, tampoco son inmunes al coronavirus, pero a diferencia de la gran mayoría que estamos en casa, ellos tienen que salir a dar la batalla en la primera línea frente a los contagios del Covid-19.

Personal de salud y de los estamentos de seguridad, bajo las mismas preocupaciones que todos dejan sus casas y a sus familias diariamente, los primeros para curar y los otros para protegernos en las calles.

Hoy, hay una mezcla de experiencia y juventud trabajando juntos con un mismo objetivo, la doctora Aurora Vernaza lleva uno 20 años de experiencia como especialista en urgencias y a pesar de que trabaja con pacientes graves y en continúo movimiento, la situación resulta nueva para todos, ya que se trata de un virus sumamente contagioso. 

 Trabajar en equipo ha sido clave y por supuesto que existe el miedo, sin embargo, destaca que el miedo se vence informándose y siendo muy cautelosos en el manejo de los pacientes. “Yo tengo que actuar pensando en que todos tienen Covid-19 hasta que se demuestre lo contrario”.

Nos explica que esta enfermedad ha cambiado la línea de los hospitales que antes de esta pandemia funcionaban en razón de los infartos, pacientes de cáncer y otras patologías, pero ahora funcionan para y por el Covid-19”. 

La consulta diaria en el Cuarto de Urgencias del Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social ha disminuido un 50% y de ese porcentaje que llega, el 26% son casos respiratorios.

Aurora describe la experiencia como distinta y estresante, pero que también la llena de ánimo porque ha resurgido el compañerismo y el trabajo en equipo, empezando con la colocación de la ropa de protección. 

“Parte del éxito de no contagiarte es que tu compañero te ayude a vestirte correctamente con el equipo de protección, ahora te fijas que tenga la ropa y la mascarilla bien puesta”. 

La situación del Covid-19 también ha dejado lecciones que aprender, y para la doctora Vernaza es gratificante que se haya recuperado el respeto que había desaparecido hacia el personal médico y de la salud, “la gente nos está haciendo un reconocimiento y eso me pone muy, porque estamos privilegiando la vida de otros antes que la nuestra”. 

Destaca que el equipo conformado por médicos, enfermeras, personal de laboratorio, técnicos de rayos x, residentes e internos se está fajando para cubrir todas las áreas en el Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social, en donde atienden al mayor número de pacientes en cuidados intensivos y en sala que ha resultado positivos con Covid-19. 

La familia por supuesto que siente temor y viven con una preocupación extra al tener a alguien trabajando en el sistema de salud, pero ella atiende diariamente las recomendaciones que le hace su familia por teléfono. La doctora Aurora hace un mes y medio que  no ve a su madre ni hermanos, solo a su familia más pequeña.  

Jessica Rudas y sus compañeros de trabajo. El Covid-19 le obligó a dejar el trabajo en el sector privado y pasó al público a exponer la vida.

EL DESAFÍO TAMBIÉN LO ASUMEN LOS JÓVENES 

Jessica Rudas tiene solo 27 años  de edad y dos años vistiendo el uniforme de enfermera. Antes del Covid-19, su primera experiencia estaba concentrada en un hospital privado, pero la necesidad del sistema público de salud, en contratar a más personal, le dio la oportunidad de formar parte de ese equipo que hoy cuida de los pacientes positivos de Covid-19 en los hoteles hospitales.

Dejar su trabajo no fue una decisión fácil, primero por el temor que invadió a su familia ante los riesgos de contagio provocando dudas en atención, a lo que opinaban sus seres queridos. 

“Aunque no soy muy frecuente en la iglesia, pero sí creo en Dios, una noche oré, cosa que tampoco hago regularmente, y le pedí a Dios que me diera señales de que yo debía tomar ese trabajo”, nos contó Jessica antes de hablarnos de sus miedos como todo ser humano.

Fueron tres señales que percibió en un día y que la llevaron a tomar la oportunidad, aunque eso molestó algunos de sus familiares que con el tiempo han entendido su trabajo. Hoy se sienten orgullosos de su vocación. 

Además de considerarse una “maníaca” del lavado de las manos,  percibimos el cariño que le inyecta a su trabajo que incluso ha ido más allá de la atención médica de sus pacientes.

“No tengo miedo de contagiarme, pero la primera vez que me puse el equipo de protección para ir a la casa de un paciente positivo sí sentí nervios”, reconoce esta joven enfermera, que ya con los días ha hecho parte de su diario vivir estas medidas y todo el protocolo. 

Agrega que la vestimenta no es fácil de portar, pues con todo el equipo puesto, el calor golpea y hay momentos que sientes que te asfixias sino estás acostumbrado.

Y aunque sus pacientes no conocen su rostro cubierto por el equipo de protección, hay algunos que han logrado familiarizarse con su voz y cuando llaman para requerir alguna ayuda, la identifican al contestar el teléfono. 

Más allá de la atención, hay casos que están marcando su experiencia, desde los que han perdido a sus parejas o un familiar por el virus hasta aquellos que han logrado superar al Covid-19. “Ahora que empiezan a llagar la lista de los recuperados, lloramos de alegría por cada paciente.  Muchos de ellos viven aterrados por no ver a sus familias y al darles la noticia de que se van, es maravilloso”.

La Policía ha llevado alegría a los barrios. Su conjunto musical, puede decirse, es el más famoso del país en estos días.

Uno de ellos es un niño de apenas 5 meses que ya cumplió con su tratamiento, pero que en medio de su cuarentena junto a su madre requirió de otro apoyo, que Jessica Michell logró brindarle con la ayuda y solidaridad de las personas que atendieron su llamado mediante sus redes sociales. 

Hoy su madre se siente orgullosa de lo que ha logrado y de lo que está haciendo, a pesar de los temores que manifestó cuando decidió ir al frente de la batalla contra el Covid-19.

Actualmente Jessica o Michell, como mejor la conocen sus amigos, familiares y ahora las redes sociales, nunca pensó que la enfermería la llenaría tanto, pues no era su primera opción como carrera, es más la tomó por presión de su tía, abuela y mamá.  

LOS MOMENTOS DIFÍCILES 

Las dificultades han estado presentes desde el principio con la restricción de movilización o cuarentena, ya que para el personal de salud sin vehículo ha sido complicado el transporte.

 Doblar turnos es parte casi de la profesión, pero ahora afecta más cuando sienten temor por la familia que se queda casa. En ocasiones hay enfermeras que les toca doblar turno y a las pocas horas debe regresar para cumplir con la entrada del día siguiente. 

Aunque directamente no se ha sentido discriminada por su uniforme, Jessica reconoce que algunas compañeras sí experimentaron malos tratos al inicio de la pandemia. Pero este tipo de situaciones no sólo las ha vivido el personal de salud, también los policías han tenido que enfrentar malos tratos y la baja de compañeros contagiados por el virus. 

Un de ellos se atrevió a grabar un video, en el cual exteriorizaba el sacrificio de dejar a su familia y la frustración ante la irresponsabilidad de quienes no acatan la cuarentena. 

 EN LA SOLEDAD Y EL SILENCIO 

Esta unidad, a eso de las 3 de la madrugada en su patrullaje a pie, encontró el momento para hacer ese llamado de atención. “La ciudadanía nos tiene miedo, nos dicen miren al policía está contagiado, cuando saben que nos debemos a ellos”. 

El teniente Urriola considera que parte de la ciudadanía está siendo egoísta, pero que ellos seguirán en la calle protegiéndolos a pesar de que en cualquier momento pueden caer ante el virus.

“Creen que no me da miedo cuando llego a mi casa, que no me da temor por mis hijos, por mi familia, es por eso por lo que tengo que mantenerme lejos de ellos y es triste, nosotros también somos seres humanos, no somos de hierro”, señala en su desahogo. 

Urriola, en su catarsis, confiesa sus miedos encomendando siempre a Dios. “Ese  es mi único aliento y mi fuerza para seguir adelante  en este trabajo”. 

Después de esta pandemia, todos confiamos en que tendremos un mundo más humano, más solidario, con menos odio y más fe.