Mediante programas educativos brindan herramientas necesarias para reconstruir sus vidas. Embarazadas o con sus bebés en brazos continúan su formación escolar, a la vez que adquieren conocimientos en distintos oficios.
Por Marianne Colmenárez
Mónica Pérez (nombre ficticio) sabe que en pocos días se convertirá en madre con tan solo 14 años de edad. El peso de ser huérfana de madre y de tener a su padre en la cárcel, no le quita la ilusión de la llegada de su hija, asegura que actualmente vive en un hogar donde hay amor suficiente para esperar a su niña.
“Llegué a este albergue hace ocho meses, cuando apenas iniciaba el embarazo. Tenía muchísimo miedo, no podía dormir llena de angustia y culpas. Sentía que era tal cual una cárcel como me habían comentado”, expresó Mónica desde el Hogar María Guadalupe.
Asegura que, poco a poco, fue adaptándose a la idea de estar en un lugar donde solo querían apoyarle.
“La psicóloga me ayudó a disminuir esos miedos, tarde o temprano saldré de aquí, mientras tanto me seguiré preparando, deseo ser profesional, convertirme en una abogada. Hogar María Guadalupe marcó el comienzo de una nueva historia para mí, estoy muy agradecida la bebé no ha nacido y ya tiene todo listo”, dijo.
Mónica, al igual que sus compañeras, participa en clases de corte y confección, imagen y belleza, pintura al frío y diseño de tembleques. Acaba de culminar por módulos su octavo grado de secundaria.
Las adolescentes cumplen con su programa académico dentro del albergue, son certificadas por el MEDUCA.
Víctimas de sus propios familiares
Rocío Restrepo, actual directora del Hogar María Guadalupe de la Fundación Ofrece un Hogar, comenta que en este momento cuidan de nueve niñas de las cuales cuatro están embarazadas. “Son menores que han sido víctimas de maltrato, de abuso sexual o bien en situación de vulneración y riesgo social”.
Explica que la mayoría de las niñas que han sido abusadas en su mismo núcleo familiar, por el padre biológico, padrastro, primo, o tío y vienen referidas por el Órgano Judicial o la Secretaría Nacional de Niñez y Adolescencia (SENNIAF)”.
Las niñas están bajo los cuidados del Hogar durante el periodo de gestación, posparto, y mientras se desarrollan las investigaciones contra los acusados. Han tenido niñas que duran en el hogar desde 6 meses hasta 3 años.
Rosita lleva casi diez años en este Hogar, es una chica especial que fue abusada, tiene el coeficiente de una niña de 4 años de edad, pero tiene 28 años. Su hijo nació completamente sano y fue adoptado.
“Para ella no hay alternativa familiar, no hay donde llevar a Rosita. Es una niña que nos enseña la profundidad del amor cada día”, destacó la directora.
Una lucha de todos
“No hay que desistir, aunque tengamos una realidad muy dura en el país. Hay casos de niñas que son abusados por el padrastro y su madre sigue en esta relación. Pareciera también que se ha normalizado, sobre todo, en las comarcas que las niñas sean violadas, o dejamos de sorprendernos cuando escuchamos el número de casos de abusos sexuales que se comenten diariamente en el país” afirmó Restrepo.
Atendieron el caso de una joven migrante que fue abandonada por su propia familia en plena travesía por la selva del Darién, fue abusada sexualmente y casi moribunda fue trasladada al Hospital Santo Tomás.
“Le cuidamos por meses su delicada salud, tuvo su bebé con nuestro apoyo y recuperada continuó su camino hacia los Estados Unidos, en compañía de un hermano que apareció meses después”.
Maritza Grifo, directora administrativa y técnica de la Fundación “Ofrece un Hogar”, asegura que, desde hace 30 años, esta obra se ha esforzado para que las niñas que pasan por el albergue salgan preparadas, tomen las riendas de su vida y se puedan desenvolver en el lugar donde estén.
Quienes deseen colaborar con la obra, pueden dar su aporte directamente a la cuenta bancaria: 03-01-01-001895-7 del Banco General (Fundación Ofrece un Hogar).
