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Iglesia católica no tiene el poder para bendecir las uniones irregulares

Iglesia católica no tiene el poder para bendecir las uniones irregulares

La declaración “Fiducia Supplicans” busca “ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones”. La doctrina sobre el matrimonio se mantiene.

 

Por P. Giancarlo Candanedo Páez

Esta declaración, titulada Fiducia supplicans fue publicada el 18 de diciembre, con la firma de Víctor Manuel Cardenal Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

En su primera parte trata sobre la bendición en el sacramento del matrimonio (Nº 4-6), seguido de una segunda parte en la que se explica el sentido de las distintas bendiciones (Nº 7-30), para continuar con una exposición sobre las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo (Nº 31-41).

Un aspecto final (cuarta sección del documento), trata sobre La Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios (Nº 42-45).

 

La Iglesia tiene una rica tradición para la bendición.

Contenido

La Declaración responde a las frecuentes consultas llegadas al Dicasterio en los últimos años, sobre “la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo”.

El valor de este documento es ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica.

 

Otro propósito del documento es entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio.

 

El acento de la declaración es eminentemente pastoral y no doctrinal.

La Declaración recuerda que la Iglesia mantiene inalterada la doctrina sobre el matrimonio como “unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos”.

 

Bendición del matrimonio

La persona humana está en el centro de la creación.

El documento es claro al señalar que se trata de evitar que “se reconozca como matrimonio algo que no lo es”.[5] Por lo tanto son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como “unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer”.

Esta convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio.

 

Sentido de las bendiciones

Las bendiciones pertenecen al género de los sacramentales. Lo más significativo es la distinción establecida entre bendiciones litúrgicas o rituales y las bendiciones no litúrgicas o sin forma ritual.

El documento enfatiza en que, desde un punto de vista estrictamente litúrgico, la bendición requiere que aquello que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de la Iglesia.

Es decir, cuando con un rito litúrgico adecuado se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas, lo que se bendice debe poder corresponder a los designios de Dios inscritos en la Creación y plenamente revelados por Cristo el Señor.

 

Bendiciones no litúrgicas

Tras exponer la naturaleza de las bendiciones en la Sagrada Escritura (nn. 14-15) se concluye con una comprensión general teológico-pastoral que da cabida a las bendiciones no rituales (casuales).

Son las bendiciones que las personas piden de modo espontáneo al sacerdote, y que son valoradas, desde el punto de vista de la pastoral popular, “como actos de devoción que encuentran su lugar propio fuera de la celebración de la Eucaristía y de los otros sacramentos […]. Por esa misma razón “hay que evitar añadir modos propios de la celebración litúrgica a los ejercicios de piedad, que deben conservar su estilo, su simplicidad y su lenguaje característico”.

También en ésta se encuentra una dimensión ascendente porque “cuando se toma conciencia de los dones del Señor y de su amor incondicional, incluso en situaciones de pecado, sobre todo cuando se escucha una oración, el corazón creyente eleva su alabanza y bendición a Dios”, (n. 29).

Junto a la dimensión ascendente se da la descendente, porque su petición muestra que se encuentra “necesitado de la acción salvífica de Dios en su historia” y que reconoce a la Iglesia “como sacramento de la salvación que Dios ofrece”, (n. 20).

Cuando “se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”.

 

Lo fundamental

Se afronta la posibilidad de que las parejas en situaciones irregulares y las parejas del mismo sexo reciban una bendición no ritual.

Se afirma que en “estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo.  Expresan una súplica a Dios para que conceda gracias.

 

¿Qué dicen las autoridades en la Arquidiócesis de Panamá?

El arzobispo de Panamá, luego de consultas con el Consejo Presbiteral, señaló: 

“Lo que es totalmente posible bendecir personas, pero no su situación de vida. La Iglesia no tiene ese poder”. Monseñor Ulloa.

Es una declaración de orientación pastoral, no un documento de obligatorio cumplimiento.

En esta declaración “Fiducia supplicans” no altera la posición doctrinal de la Iglesia, en cuanto a que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.

La declaración no abre la puerta para “ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico”.

Lo que toma en consideración la declaración es la rica tradición pastoral de la Iglesia, de impartir bendiciones informales o casuales, como signos de nuestra alabanza y gratitud a Dios.

Si bien no se pueden bendecir ritualmente uniones que contradigan la doctrina sobre el matrimonio, sí se pueden ofrecer oraciones no litúrgicas a quienes las soliciten “con espíritu de fe y apertura, sin ánimo de legitimar situaciones irregulares, sino como expresión de la misericordia pastoral de Cristo y de la Iglesia hacia toda persona.