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El joven cristiano ha de sentirse orgulloso de nuestro Señor

El joven cristiano ha de sentirse orgulloso de nuestro Señor

Si amas a Dios, amarás ¨su nombre¨ y jamás lo usarás como una palabra cualquiera que usas cuando estás enojado o con asombro. Debes usar su nombre para bendecirlo o glorificarlo, San Agustín comentó: “El Nombre de Dios es grande allí donde se pronuncia con el respeto debido a su grandeza y a su majestad. El nombre de Dios es santo allí donde se le nombra con veneración y temor de ofenderle”.
Un nombre, viene a ser la representación de la persona que lo lleva y tu actitud hacia él, refleja lo que sientes hacia esa persona. Por ejemplo: si dices ¨Pedro¨, con un tono despectivo, se ve que esa persona te desagrada; si dices ¨Pedro¨ con respeto, se ve que estimas a esa persona.
Seguramente todo esto ya lo sabes, lo que deseamos es ayudarte a comprender por qué es pecado usar en vano el nombre de Dios, por qué faltas al Señor cuando usas con falta de respeto su nombre.
Es común escuchar en las conversaciones de cualquier ambiente expresiones como: ¡Por Dios que te acordarás de mí!, ¡Dios Santo, qué horror!. La mayoría de veces, se dicen sin querer deshonrar al Padre, por costumbre y descuido de no ser conscientes de la falta que se está cometiendo.

Dime cómo hablas y te diré quién eres
La Hermana Rosmery Castañeda, religiosa y directora de la Asociación Bíblica de la Arquidiócesis de Panamá, explica que cuando la persona tiene una relación con Dios, vive de su presencia y salen de ella sólo palabras de esperanzas y los pensamientos o palabras positivas que se emiten generan acciones buenas.
“Como dicen los griegos, dime que lo tú piensas y te diré quién eres, cómo hablas y te diré lo que tienes dentro” acotó la hermana. El mundo se mueve a través de la palabra, por eso no pueden restarle importancia a su poder, ya que cada idea, cada pensamiento que expresemos puede sin lugar a dudas llevarnos al éxito o al fracaso.
Es común escuchar entre los jóvenes quizás hasta por moda, la palabra “maldito”. Si recuerdas que Dios ama a todo lo que ha salido de sus manos, comprenderás que sea una deshonra para Dios el maldecir a cualquiera de sus criaturas.