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La corresponsabilidad en la Iglesia va mucho más allá de lo económico

La corresponsabilidad en la Iglesia va mucho más allá de lo económico

La Evangelización y las Obras de Misericordia son una tarea comunitaria, no solo de los hombres y mujeres de sotana y hábito. Es necesario tomar conciencia de cada compromiso.

 

Por Redacción

La corresponsabilidad es un compromiso con el Señor, de pensamiento de corazón; una forma de vida que necesita renovación constante y transformación.  

Este año, cuando la Campaña Arquidiocesana cumple 49 años de gestión, es un momento oportuno para ejercitar la bondad. Para lograrlo, necesitamos hacer cambios en nuestras vidas para avanzar a través de esa renovación hacia una caridad plena.

 

Tipos de corresponsabilidad

Algunos, al escuchar la palabra corresponsabilidad, piensan solo en dinero, y como a pocos les sobra, concluyen que el aporte que pueden dar es mínimo.

Sin embargo, la corresponsabilidad va mucho más allá de lo económico, y debemos aprender las diferencias de las diversas maneras que existen para contribuir a generar los frutos que requiere el reino de Dios.

Vamos a enumerar algunos para que tomemos nota de hasta donde podemos llegar con esto.

 

Corresponsabilidad de la Oración

Si no puede solo, busque ayuda en jornadas de oración parroquial, o en los movimientos laicales o grupos de amigos, y mucho mejor en familia.

Lo importante es proponerse fortalecer la relación de cada uno con el Señor a través de la oración. Pongamos atención en la frecuencia con la que hacemos oración y en lo que le impide orar. Si es principiante, comprométase a tiempos cortos de oración diaria, pero se debe ir poco a poco aumentando.

Hay mucho por qué orar. Por el regalo de la vida, por las familias, por los abuelos, las vocaciones sacerdotales y religiosas, y el propio bien espiritual. Orar por la Iglesia es una forma de corresponsabilidad.

 

Corresponsabilidad de la Familia

Debemos proponernos apartar más tiempo para reunirnos con nuestras familias. Cenemos juntos, planeemos citas habituales con el esposo/a, organicemos paseos con la familia, y asistamos a misa juntos. Practiquemos la paciencia y el perdón.

 

La participación comunitaria, en la búsqueda de los recursos para las obras de misericordia, es un tesoro de la Iglesia.

 

Corresponsabilidad de la salud

Cuidar nuestro bienestar corporal, y el de la gente que vive con nosotros bajo el mismo techo, es una manera de mantener la salud de la Iglesia, la doméstica, sobre todo.

Debemos llevar a cabo esos chequeos médicos y dentales tan necesarios. Adoptemos hábitos de alimentación saludable, y agreguemos ejercicio y otra actividad física a su rutina diaria.

Cuidar el templo de Dios es una corresponsabilidad de todos.

 

Corresponsabilidad del dinero

Confeccionar el presupuesto anual es algo sagrado. No vivamos sin planificar. Eso sí, el Señor debe ser lo primero.

 

Corresponsabilidad con el pobre

En la misma línea del pensamiento anterior, debemos vivir con más compasión y en solidaridad con aquellos menos afortunados.

Recordemos al pobre en la oración, y comprometámonos a ayudar para aliviar en alguna manera las dificultades de quienes se encuentran en la pobreza y la marginación.

 

Albergue San Juan Pablo II, obra de misericordia de la Arquidiócesis de Panamá.

 

Corresponsabilidad con el prójimo

Un objetivo en la vida debe ser convertirnos en una persona de hospitalidad y misericordia.

Hagamos tiempo y espacio para aquellos que entren en nuestra vida. Seamos más conscientes de los momentos en los que nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, los compañeros feligreses o un extraño, necesiten un momento de amabilidad, un poco de atención o un gesto de afirmación de nuestra parte.

 

Corresponsabilidad del trabajo

Una manera de hacernos corresponsables con los demás, y con los propósitos de la Iglesia, es ser fiel a nuestras tareas diarias relacionadas con el trabajo y hay que ofrecerlas al Señor.

Cultivemos nuestras habilidades y profundicemos nuestros conocimientos. Seamos conscientes de cómo estamos construyendo el Reino de Dios.

 

Corresponsabilidad con las obras

La Iglesia católica tiene decenas de obras de misericordia a lo largo y ancho del país.

La Arquidiócesis inició hace 49 años un método (alcancías que se quedan en casa por dos meses), que propicia el dinero que se necesita para mantener estas obras.

Abramos la puerta de casa, y del corazón, para que esa Campaña rinda los frutos que todos necesitamos.