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La fe no se queda encerrada; sale por las diócesis del país

La fe no se queda encerrada; sale por las diócesis del país

La “cultura del encuentro” a través de los espacios virtuales ha sido implementada por las diócesis para fomentar una acti- tud de acompañamiento mutuo. La Santa Misa, Exposición del Santísimo, orando de manera permanente, y atendiendo a los enfermos, no se han dejado de vivir.

DIÓCESIS DE SANTIAGO

Como los demás obispos y sacerdotes del país, Monseñor Ós- car Mario Brown, no ha dejado de oficiar misa, especialmente por los enfermos contagiados por el coronavirus y la detención del mal.

Sin coro que anime, celebran- do en soledad, parece fuera de lugar, incluso escándalo, que el sacerdote celebre sin el pueblo de Dios. Eso está sucediendo en el mundo, y en Panamá.

Monseñor Brown celebró la eu- caristía en la profunda comunión con el Señor, y en su reflexión dijo que como hijos de la Luz en estos momentos en que estamos experimentando una dura prueba por el COVID 19, es importante que frente a este desafío nos mostremos como auténticos hi- jos de la luz.

“Que toda nuestra conducta refleje esta luminosidad, esa pre- sencia de la vida definitiva que vence la muerte y el pecado”, afirmó tras agregar que, por eso, afronta los desafíos con optimis- mo, éste que nace de la fe en el misterio Pascual del Señor, el Hijo de Dios, el Mesías que pa- deció, murió y resucitó, y venció la muerte.

VICARIATO DE DARIÉN

Hoy la fe se mantiene desde los templos, desde la casa, por los senderos polvorientos, allí donde cada católico la vive confiados en que la providencia del Señor no nos abandonará.

Ante la suspensión de misas presenciales, para evitar la pro- pagación del coronavirus (CO- VID-19), la zona misionera de Metetí realizó la procesión con el Santísimo Sacramento visitando todas las comunidades para alen- tarlas y que recibieran la bendi- ción con Jesús Sacramentado e implorar al Altísimo el cese de la pandemia y vernos pronto libera- dos de este virus que ha causado tantos estragos a nivel mundial.

Monseñor Pedro Hernández Cantarero y el clero, así como las religiosas que sirven en el Vicariato, anima a su feligresía a seguir orando, a la lectura diaria de la Palabra Dios y el rezo del Santo Rosario en familia.

DIÓCESIS DE CHITRÉ

En silencio contemplativo, las religiosas del mundo, y las que sirven en nuestro país, desde sus claustros se ocupan de pedir por los afectados por el coronavirus, y por el alma de los fallecidos.

En esta actitud están cada día

las agustinas de San José de Chitré. El arma más poderosa: la ora- ción constante.

La superiora es Sor Mariela Chávez y señala que a pesar del claustro “no estamos alejadas de la realidad, conocemos el dolor actual del mundo”, dijo.

La religiosa agregó que “en momentos de incertidumbre, de desesperación y temor, la oración es fortaleza y consuelo”.

Hizo un llamado a la comunidad católica a orar allí donde se encuentren con sus familiares, con sus compañeros de trabajo. “Respondamos con la universalidad de la oración”, animó.

DIÓCESIS DE DAVID

Los laicos son también ins- trumentos del Señor en estos momentos en que la humanidad pasa duras pruebas. Armados

de rosarios hacen novenas y ro- gativas desde sus hogares incorporándose de esta manera a una legión de fieles que elevan preces al Señor para que frene la propagación del Covid-19.

Leyda Mercedes Contreras es ministra extraordinaria de la comunión, de la Catedral San José de David, y forma parte del ejército de adoradores del Señor desde su casa. Está segura que la oración es la mejor arma como lo ha sido siempre en momentos difíciles que ha vivido el mundo.

“No estamos solos, toda la Iglesia ora junta sabiendo que en Dios está el destino de toda la humanidad”, manifestó convencida que unidos en oración se vencerá al enemigo, la pandemia del coronavirus.

DIÓCESIS DE COLÓN

En el marco de la cuarentena que vive nuestro país, está restringida la asistencia a las Igle- sias para evitar el contagio del coronavirus.

El padre Elquin Núñez salió por las calles de Arco Iris y La Cresta con el Santísimo Sacramento para que -desde sus casas- los fieles fueran bendecidos por el Señor.

“Dentro del respeto a las normas sanitarias de prudencia, hicimos un recorrido para pedir la protección de Dios y alimentar al pueblo con la presencia de Dios en momentos en el que más lo necesitamos”, explicó.