La seguridad económica y familiar eran dos aspectos que hasta hace un tiempo atrás, se buscaban en la figura paterna. No así, el cariño, las atenciones y el afecto hacia los hijos. Pero en un mundo que ha vivido grandes cambios, la figura del papá y su papel dentro de la familia, ha cambiado, sobre todo porque representan la fortaleza, la confianza y la seguridad de la misma.
Hoy celebramos la labor del papá, ese pilar fundamental dentro del hogar, la figura modelo en la estructura, que incide tanto en la socialización como en la vinculación del núcleo familiar con el mundo externo.
Aunque en el pasado se hablaba de papá como proveedor en el hogar, han existido y aún hoy existen padres que su rol va más allá, llegando a realizar su papel igual que la madre. Y este rol no es pasivo, sino que desempeña un papel fundamental en el proceso educativo de los hijos, porque además se convierte en guía, amigo y maestro.
Aunque existen situaciones propias del diario vivir, como por ejemplo, el trabajo, hay que buscar un equilibrio para que el rol de padre no se interrumpa.
Este fue siempre el pensamiento de Raúl Endara, empresario exitoso, y papá de 4 jóvenes profesionales, para quien la familia y Dios, siempre ocuparon el primer lugar. “Es difícil separar el tiempo entre familia y trabajo, pero la clave está en no dejarnos llevar por el ritmo del trabajo y no perder el enfoque, porque si te gusta, es muy difícil salir a tiempo para hacer tu labor de padre”, señaló.
No obstante, agrega que al final, esa es la labor que vale y la que te da los mejores frutos en la vida. “En la medida que van pasando los años, te convences más de que no es vivir el momento, sino proyectar una familia hacia el futuro.
Hoy es abuelo de 9 nietos, y 1 que viene en camino; y destaca que aunque sus hijos tienen sus propias familias, su rol como papá no termina hasta que parta de este mundo.
En ese sentido, en su empresa, se respeta el domingo como día de descanso, para que sus colaboradores puedan disfrutar con sus familias. “El domingo es el día en el que la familia puede reunirse y compartir; no sirve de nada trabajar tanto, si no puedes disfrutar eso, para lo que trabajas y vives”, dijo.
Los retos que pone la vida
Juan José y Carlos Andrés tenían 12 y 11 años respectivamente, cuando a raíz de una falla cardiaca, perdieron a su madre. Juan Carlos Crespo, su padre, relata lo difícil que fue vivir ese momento, el perder a su esposa y tener la responsabilidad de la crianza de sus dos pequeños.
“Fue una experiencia muy dura, duele mucho perder a tu compañera, a la madre de tus hijos, sobre todo porque era ella quien pasaba la mayor parte del tiempo con ellos mientras yo trabajaba”, señala.
Tuvo que hacer un cambio radical en su vida, dedicándose por completo a ellos. Su prioridad era ayudarlos a salir, a pasar este proceso, aunque a él también le doliera. “Por eso me mantuve firme en la fe, y les acompañé en todo; juntos pasamos las etapas de duelo y superamos poco a poco esa situación”, resalta.
Hoy, sus hijos son universitarios, jóvenes de fe, que recuerdan con amor a su madre, pero que han vivido los mejores momentos de su vida en compañía de su papá, un hombre que a pesar de sentirse incompleto por la pérdida de su esposa, priorizó la atención a sus hijos.
“Superar este tipo de situaciones sí es posible; requiere de mucha dedicación, de mucho tiempo para compartir, pero, cuando pasa el tiempo y miras atrás te das cuenta de los frutos, de que ha valido la pena, y agradeces a Dios porque estos golpes duros, sirven para acrecentar la fe”.
Que la figura del Papá no
se pierda
No podemos ser ciegos a las distintas situaciones que existen en las familias, sin embargo, debemos luchar para recuperar la figura paterna en todos los hogares. Así lo señala el Padre Miguel Pomares, Asesor de la Pastoral Familiar Arquidiocesana, quien señala además, que no podemos perder de vista la enseñanza de que el papá es la cabeza del hogar.
“Y con esto no quiero decir que sea el que mande o el que domine, sino, el que sea ejemplo para sus hijos y compañero de vida para su esposa. Admiramos la figura de la mamá, pero eso no quiere decir que tenemos que prescindir de la figura del papá para la educación y formación de los hijos”, destacó.
En cuanto a las distracciones del mundo, medios de comunicación, tecnologías, materialismo y demás, señaló que siempre hay que educar en el amor, vivir cada etapa de ser papá plenamente, para poder recuperar el papel de la iglesia doméstica de la familia en la labor de la evangelización.
“Es una labor fuerte, titánica, pero no podemos perder la esperanza, no debemos desanimarnos, más bien trabajar para cumplir con ese objetivo”, puntualizó.