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La fuerza del voluntariado al servicio de la Iglesia panameña

La fuerza del voluntariado al servicio de la Iglesia panameña

La Iglesia católica panameña cuenta con numerosos voluntarios cuya entrega y compromiso hacen posible que la labor evangelizadora y la ayuda social lleguen a todos los rincones del país.

 

Por Herminia Rivera 

Cada 5 de diciembre, el mundo celebra el Día Internacional del Voluntariado, una ocasión para reconocer a todas las personas que dedican parte de su tiempo, talento y corazón al servicio desinteresado de los demás.

En Panamá, este día cobra un significado especial dentro de la Iglesia católica, donde cientos de hombres y mujeres sostienen, con su entrega silenciosa, numerosas obras de caridad y evangelización que impactan profundamente a diversas comunidades a lo largo y ancho del país.

 

En diversas áreas

Las personas en el Centro San Juan Pablo II son recibidas con dignidad.

El voluntariado eclesial en Panamá se manifiesta en múltiples espacios: comedores solidarios, Pastoral Social, grupos misioneros, visitación a enfermos, acompañamiento a privados de libertad, catequesis, apoyo en centros de atención para adultos mayores, niños en situación de vulnerabilidad, programas de promoción humana en áreas rurales y urbanas, acompañamiento al migrante, etc. En todos estos ámbitos, los voluntarios son un testimonio vivo del Evangelio, pues hacen presente la misericordia y la cercanía de Dios en la vida cotidiana de quienes más lo necesitan.

 

Importancia vital

Uno de los voluntariados más característicos dentro de la Iglesia panameña es el servicio que realizan, desde hace décadas, los voluntarios de Panorama Católico. Estas personas, movidas por un profundo sentido misionero, dedican su tiempo cada domingo para vender el periódico en las puertas de las parroquias del país. Su labor va más allá de una simple distribución: ellos se convierten en agentes de evangelización, llevando a los fieles un medio de comunicación que informa, forma y acompaña la vida de la Iglesia.

Gracias a estos voluntarios, Panorama Católico llega semanalmente a miles de hogares, parroquias y comunidades, permitiendo que más personas conozcan el mensaje de esperanza, la obra salvadora de Dios y el quehacer pastoral en todo el territorio nacional. Su servicio, constante y silencioso, es una verdadera expresión de corresponsabilidad eclesial. Muchos de ellos han dedicado años, incluso décadas, a esta misión, convirtiéndose en pilares fundamentales para la difusión del Evangelio a través de este medio impreso.

 

Testimonios

Juan Vicente, de la parroquia San Juan Apóstol de Brisas del Golf, tiene más de 10 años vendiendo Panorama Católico. Indicó que se siente muy motivado cada mañana a ofrecer este periódico, que a través de sus notas evangeliza y forma a la comunidad.

En la capilla San Juan de Dios, en Antón, José de Jesús González colabora en la venta.

Por su parte, José de Jesús González compartió su experiencia de colaborar en la construcción del Reino de Dios mediante su voluntariado, vendiendo Panorama Católico todos los domingos en la capilla San Juan de Dios, en Antón, desde hace dos años.

Yessenia Corro y Rosa Emérita de Ruíz, ambas de la capilla El Carmen de la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, en La Arena de Chitré, tienen tres años al servicio de este apostolado y aseguran sentirse muy dichosas de poder ayudar a su Iglesia en la evangelización a través de este semanario.

 

Agradecimiento

La directora de Panorama Católico, Betzaida Touiler Ureña, agradeció a cada uno de los voluntarios de todo el territorio nacional por su entrega y dedicación al servicio de esta obra evangelizadora y formadora de nuestra Iglesia panameña, como lo es Panorama Católico.

Añadió que, sin el apoyo de cada voluntario, el periódico no tendría el éxito en venta que muestra en la actualidad.

 

Reconocimiento

En este Día del Voluntariado, la Iglesia en Panamá reconoce y agradece profundamente a todos estos servidores que, sin buscar reconocimiento, sostienen con su generosidad la vida pastoral y social del país. Su entrega demuestra que la fe se vive plenamente cuando se convierte en servicio y que, a través de cada gesto de amor, es posible transformar realidades y construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria.