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La justicia en la proclamación del Reino

La justicia en la proclamación del Reino

Las enseñanzas de Jesús y su proclamación del Reino, estaban orientadas a la práctica de la justicia. Este anuncio y la acción del Reino producen conmoción entre los poderosos, tanto en el campo político, como religioso y social, quienes sienten el peligro que las palabras de Jesús representan para ellos y reaccionan drásticamente.
Herodes Antipas, que gobierna Galilea, quiere matar a Jesús. Las amenazas de Herodes son el preludio de lo que va a acontecer en Jerusalén, porque también los poderes que se concentran en la ciudad se proponen matarlo. Pero Jesús no se vuelve atrás y va a continuar curando y expulsando demonios hasta el fin, es decir, hasta su muerte.
¿Por qué el anuncio del Reino provoca temor entre los poderosos? Porque el Reino viene como una pequeña semilla, que luego se convierte en un árbol fuerte que abriga a todos en sus ramas a todos, da sombra y alimenta con sus frutos. Es también como el grano de levadura, que fermenta toda la masa. Con estas parábolas, Jesús les enseñaba que, a pesar de su pequeñez, esconden dentro de sí realidades muy grandes e importantes.
En otras palabras, el Reino de Dios se fundamenta en acciones de liberación, que unen y transforman a todos. Los agentes de este cambio son los hombres y mujeres del pueblo, que movidos por el Espíritu de Dios, se liberan de la carga que le habían impuesto sobre sus espaldas.
La entrada en el Reino, por lo tanto, depende de la práctica de la justicia. Sin ella, nada tiene sentido, con ella, todo tiene sentido, porque al compenetrarse la palabra y la acción liberadora, produce un mundo nuevo donde todos pueden gozar de libertad y vida.