La iglesia de Santa Ana es un pilar de la comunidad, donde los abuelos participan activamente. El Papa Francisco celebra su día este domingo con la IV Jornada Mundial de los Abuelos y Personas Mayores.
Por Marianne Colmenárez
La gente reconoce que nuestra parroquia es la iglesia de los abuelos de Jesús; por eso nosotros los adultos mayores amamos tanto nuestra comunidad parroquial”, asegura con voz serena Noris del Carmen Barsallo, una laica de 86 años, responsable de la tiendita del templo.
Noris llega a paso lento, sostenida de su bastón para participar en las festividades de su parroquia Santa Ana. Saluda, luego de la misa, a todos los fieles que conoce y a los sacerdotes, a quienes describe como bendiciones de Dios.
“Desde siempre he sido parte activa de esta parroquia. Mi madre me traía desde que era niña. Ahora con dos hijos y seis nietos, sigo con la misma entrega, apoyando en todo lo que el Señor me permite”, expresa.
Celebraron sus patronales guiados por la devoción de sus feligreses y la fortaleza de los adultos mayores.
Noris recuerda que hace años no se perdía un viacrucis, ni ninguna procesión. Ahora en las patronales, asistió solo a las misas y el día de la procesión; como no puede caminar largas distancias, se ubicó en la esquina del almacén El Machetazo para pedir donaciones a quienes pasaran por ese lugar.
Así como ella, los fieles de Santa Ana que han crecido y envejecido involucrados en cualquier pastoral o movimiento de la parroquia, es vital para ellos mantenerse vinculados asistiendo a la parroquia así hayan emigrado a otro lugar.
Su párroco, Anel Sánchez, asegura que ha compartido con fieles que se trasladan los domingos desde Alcalde Díaz, Arraiján y hasta de Pacora para asistir a misa y a las catequesis. “Se sienten acogidos y en casa; quienes vienen han descubierto un amor especial por esta devoción a Santa Ana y San Joaquín”.
Tesoro de la humanidad
Para el sacerdote, es admirable ver a los abuelos llegar antes de las ocho de la mañana a pesar de la lluvia, preparados solo para asistir a la eucaristía.
“Siempre están allí, como las Damas de Santa Ana, que siguen sirviendo a su manera, ya no con las mismas fuerzas de antes, pero sí con esa misma devoción que les caracteriza”, destaca.
La parroquia atiende tres capillas ubicadas en áreas con necesidades: Don Bosco en la avenida Ancón, San José en Patio Pinel y San Antonio en Barraza.
Lamentablemente, el corregimiento Santa Ana es un lugar donde abundan personas en situación de calle, y la parroquia desde su comedor “Jesús en los Pobres” les ofrece almuerzos y cenas de lunes a viernes.
“Insistimos a los feligreses para que apoyen el comedor. Es muy doloroso verlos dormir en el parque, diariamente llegan casi 80 personas en situación de calle, entre ellos, gran parte son adultos mayores”, reitera el párroco.
Al servicio de la comunidad
Un número significativo de fieles se mantienen activos en los grupos pastorales, cada uno desde su carisma busca apoyar en las innumerables necesidades espirituales y humanas de la comunidad.
La pastoral catequética y de bautismo, pastoral juvenil, pastoral familiar, pastoral de la salud, pastoral social que trabaja en conjunto con el apostolado Divina Misericordia, Legión de María, Camino Neocatecumenal, entre otros grupos, están integrados por jóvenes, adultos y adultos mayores que residen en el barrio.
Celebración Comunitaria
En un emotivo acto de fe y compromiso, la comunidad Santanera se reunió el sábado 20 de julio para celebrar un matrimonio comunitario, de seis parejas que después de un intenso camino de preparación santificaron sus hogares.
Los esposos Escudero Pitti, coordinadores de Matrimonios en Victoria de la parroquia de Santa Ana, junto al sacerdote Alfredo Uzcátegui, vicario parroquial, guiaron el camino de preparación que incluyó temas formativos, encuentros personales y virtuales, en los que recibieron las herramientas necesarias para fortalecer su unión matrimonial.
Gracias a la iniciativa de la joven Melissa Pineda y su equipo de organización de bodas, los novios disfrutaron de detalles especiales y de un brindis en el que pudieron compartir todos los asistentes.
