Si los adultos comienzan a caminar en la fe y en el amor a Dios, entonces, como un torrente en crecida, esa gracia recibida por ellos de parte de Dios será transmitida a sus hijos con auténtica convicción, alegría y amor. Los padres verán la necesidad de transmitir la fe a sus hijos.
La catequesis debe ser participativa, partiendo de la realidad de los adultos que vienen con sus problemas y esperanzas, y aquí hay un buen método para que encuentren en cada sesión de catequesis un lugar, un ambiente acogedor para aprender a vivir su fe y poder encontrarse con ese Jesucristo vivo que transforme sus vidas.
Los adultos tienen sus prioridades en la vida: su carrera profesional, familia, otros intereses que son ajenos a su religiosidad. Tratar de ganar su atención no va a ser fácil, al menos que, se busque la manera de entrar en la realidad que está viviendo y que se dé cuenta, que hay algo más que le puede ayudar en su vida, que hay algo más que puede ayudarle a encontrar el verdadero sentido de sus luchas y dificultades.
Hay que suscitar, en esa persona que viene a formarse, la fe que le ayude a sanar heridas, a iniciar una nueva etapa de su vida, a darse cuenta que hay una nueva manera de vivir que es la que nos propone Jesucristo en base al amor, al servicio, a la entrega. Por eso, partir de la experiencia de la persona es fundamental, porque estaríamos tocando “el ser mismo de la persona”, “su misma realidad” que le está afectando. Entonces, el Evangelio y la persona de Jesucristo, sí sería para ellos una buena y alegre noticia. Pudiera, en cada encuentro de formación, encontrar un manantial de agua del que pueda beber, y así encontrar motivaciones para seguir con las catequesis ya que le aprovecha para su vida.
Hay que tener mucha paciencia en el acompañamiento de un adulto que tiene una fe muy tradicional y se le quiere abrir una nueva perspectiva en la vida. Y también respetar el derecho que tiene alguien que viene a aclarar sus ideas, convicciones, que viene a profundizar su fe con la formación. Que viene a cuestionar, a indagar a descubrir respuestas a sus inquietudes.